ROMA
Volvía a ser lunes. Y con ello, volver a clase, tres días para que mis hermanos se fueran, tener que soportar la presencia de Leo detrás mía en clase de Economía y volver a ver a Cameron en el instituto y esta vez, de manera diferente...
Este fin de semana había sido bastante extraño, demasiadas emociones juntas, demasiados sentimientos nuevos. Me agobié de pensar cómo había cambiado mi vida en una semana. Tenía nuevos amigos, una posible nueva relación amorosa... No sé si estaba preparada para eso, para olvidar a Ian por completo. Solía verle a lo lejos por la calle de vez en cuando y siempre hacía que algo dentro de mí se revolviera, aunque él no notara mi presencia.
Después de estar alrededor de diez minutos mirando al techo en la cama decidí levantarme. Fui al lavabo y me lavé la cara.
Levanté la mirada al espejo y me vi, me reconocí, pero mis ojos azules todavía guardaban dolor, lo notaba y nadie podría arreglarlo, estaba segura de ello.
Me dirigí al mueble de la cocina lleno de comida y cogí una magdalena. Me senté en la mesa, era la única que estaba despierta y aunque me pareció raro porque siempre estaban todos levantados a esta hora, lo agradecí.
Esperé a Sophia como siempre, pero esta vez venía con Daniel, supongo que habrían pasado la noche juntos. No me molestó en absoluto, Daniel me caía bastante bien.
—Hola Roma —el pelinegro me dio un abrazo y Sophia hizo lo mismo, pero ella más fuerte aún.
—Hola, ¿Qué tal? ¿Habéis dormido juntos tortolitos? —solté una pequeña carcajada.
—Puede ser —Sophia se rio y Daniel la sujetó por la cintura.
—¿Y tú con Cameron? Ayer estabais muy juntitos —Daniel me preguntó con una sonrisa en pícara en los labios.
—Pues bien. Solo hemos quedado una vez a solas, pero fue muy bien y estoy muy cómoda con él.
—Me ha dicho que le gustas.
—¿Enserio?
—Sí, de hecho, creo que siempre le has gustado, pero nunca se había atrevido a hablarte —sonreí ante sus palabras.
Él siempre había sido el chico de al lado en economía. Si me fijé en él, era atractivo y a veces me quedaba mirándole cuando hablaba en clase, pero nunca llegué a pensar en algo más con él.
—Roma, por cierto. Daniel y yo hemos pensado algo muy guay para el puente del jueves
—Ah, ¿sí? ¿El qué?
—Nos vamos con el grupo a una cabaña en la montaña —la idea no me pareció mal, pero el hecho de tener que convivir con Leo tantos días no me agradaba mucho, aunque si seguimos sin dirigirnos la palabra como ayer, quizá podría hacerme al plan.
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Una constelación más
Teen FictionRoma Alease estaba rota por dentro por sucesos de su pasado no tan lejano. Roma Alease dejó de creer en el amor verdadero. Roma Alease ya no era feliz. Roma Alease estaba vacía. Ver las estrellas en su montaña era su salvación. Él, que era una pers...