ROMA
Era el quinto día que pasábamos en el hospital. Yo no me había movido de ahí nada más que para dormir en casa o salir a comprar algo de comer, porque las máquinas de comida eran demasiado caras.
Seguían haciéndole pruebas a Leo y no nos dejarían entrar a verle hasta dentro de tres días.
Carlos y Sophia estaban pasando mucho tiempo juntos últimamente, cosa que no me sorprendió. Y a Daniel se le veía bastante mal cuando ellos estaban delante.
No habíamos ido al instituto estos días y aunque sabíamos que podría perjudicarnos bastante porque en cosa de un mes y medio teníamos que graduarnos, nos daba igual.
Juls no había dejado de venir y me sorprendió que se preocupara tanto. Sabía que ella y Leo habían tenido algo de una noche, pero de ahí a que estuviera todo el rato en el hospital...
Ese día estaba yo sola con ella, los demás no habían llegado todavía. Solíamos venir bastante pronto.
—Oye... —dijo llamando mi atención. La miré y asentí para que siguiera hablando.
—Se que empezamos con mal pie y nunca debería haberte dicho eso respecto a lo de Cameron —se la veía arrepentida de verdad, pero no me la iba a creer tan fácilmente. Solté una carcajada y negué.
—Al final conseguiste lo que querías —dije desviando mi mirada a la pantalla de mi móvil.
—Roma, lo siento. ¿No podemos darnos una tregua? Solo hasta que esta situación se termine, por Leo... —suspiré.
—Está bien —hubo unos segundos de silencio y decidí aprovechar —¿Puedo preguntarte una cosa? —Juls me miró con una pequeña sonrisa y asintió levemente —¿Por qué estás aquí?
—Porque a pesar de que me porte mal con todos vosotros, tengo corazón y Leo fue una persona importante para mí como para dejarle tirado cuando ha tenido un accidente.
—¿Importante para ti? Por lo que se, solo os acostasteis una noche —ella suspiró y desvió su mirada al suelo, como recordando los acontecimientos
—Si, pero yo estaba enamorada de él. Leo y yo éramos amigos, supongo que eso no te lo habrá contado —negué —Ya, lo suponía.
—¿Y qué pasó?
—El empezó a notar que me gustaba y ya sabes cómo es Leo... —consiguió lo que quería y me dejó de hablar.
—Leo no es así —dije más para mí misma que para ella. Juls soltó una carcajada, pero no se estaba burlando, era una de comprensión.
—Te gusta, ¿verdad? —la miré con el ceño fruncido.
—¡No! Claro que no —mentí, sabía que estaba mintiendo.
—Mira Roma... No pareces mala persona, así que si te gusta Leo, ten cuidado —advirtió y yo solo quise reírme en su cara.
Vale, puede que quizá Leo fuera un mujeriego, pero nos habíamos acostado y había seguido hablándome. No creo que siguiera siendo así.
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Una constelación más
Teen FictionRoma Alease estaba rota por dentro por sucesos de su pasado no tan lejano. Roma Alease dejó de creer en el amor verdadero. Roma Alease ya no era feliz. Roma Alease estaba vacía. Ver las estrellas en su montaña era su salvación. Él, que era una pers...