ROMA
Había pasado una semana desde el viaje a la cabaña. Una semana desde que todo lo que había conseguido construir yo sola, se volvió a romper.
No podía acusar a nadie de lo que había pasado porque todo eso era por mi culpa. El beso de Leo llegó inesperadamente, sí, pero yo se lo seguí y no quise hacer un esfuerzo para apartarme.
Cameron me dejó de hablar. Intenté llamarle mil veces para explicarle lo que había pasado, pero ni yo misma me lo podía explicar. Y esto es lo que pasa cuando no te conoces ni a ti misma, que te destruyes y en el camino vas destruyendo a los demás.
Max se enteró poco después porque Cameron se lo había contado. Por lo que me dijeron ella lo pasó muy mal, al parecer ella sentía cosas reales por él y al enterarme de lo mal que lo estaba pasando solo quise llorar.
¿Por qué el amor es tan difícil? Debería ser algo sencillo...
Carlos y James se tendrían que haber ido hace dos días, pero no lo hicieron y todavía no entiendo muy bien el porqué. Se habían pasado toda la semana discutiendo entre ellos por ver quien tenía la razón; Carlos estaba de parte de Cameron. James al menos si me pidió explicaciones y me estuvo apoyando bastante y al parecer fue a hablar con Leo en un momento dado y se puso de su parte. Agradecí que al menos el me quisiera escuchar...
Las clases empezaron hace poco, pero yo no podía ir. Lo intenté, pero ver a Cameron, Leo y Max... Era algo que me aterraba.
Sentía que todos se habían puesto en mi contra, ninguno de ellos me quiso escuchar a mí y eso me dolió mucho más que lo que había pasado.
Leo... Bueno, se intentó contactar conmigo. No estaba bien que no le contestara, pero no estaba preparada para afrontarle a él.
No había parado de pensar en todo lo que me había pasado con el: el primer día que le vi y su tacto me hizo temblar, la noche mirando a las estrellas y desahogándome en su hombro, el insignificante beso de la botella a los ojos de todos, cuando me cogió de la cintura para que pudiera alcanzar una caja de cereales, el beso... El beso que acabó con todo.
Sophia seguía siendo mi mayor apoyo, como siempre. Todos los días venía a verme y de vez en cuando traía a Daniel, que, aunque sé que él se decantaba más por la versión de Leo, decidió no meterse en el tema demasiado.
Estos días había empezado a conocerle un poco mejor y es una persona increíble. Siempre me intentó ayudar en lo que podía. Y ellos si me escucharon y juré estarles tremendamente agradecida por eso.
Llamaron a la puerta y fui a abrir. Pensaba que sería Sophia, pero cuando la abrí vi al chico pelinegro de ojos azules esperando a que le diera permiso para entrar. Fuimos a mi habitación y se sentó en el pie de la cama.
—Te preguntarás que porque he venido solo —asentí —Sophia no podía venir así que he venido a hacerte compañía yo —sonreí.
Daniel se había convertido en alguien importante para mí y me arrepentí por no haberle conocido mejor antes.
—¿Qué tal estas? —me senté a su lado y le miré.
—Mal, Daniel. No sé qué hacer. Llevo una semana encerrada y evitando a todo el mundo que no seáis vosotros —me rodeó la espalda con el brazo y me atrajo hacia él.
—Roma, tranquila. Todo se va a solucionar, ya verás. Es un enfado, no va a durar para toda la vida
—Y puede que tengas razón, pero es todo mi culpa y nadie me quiere escuchar.
—Bueno Roma, tampoco es todo tu culpa, Cameron tampoco te dejó claro si estabais juntos o no y fue Leo quien te besó no tú. Además, cuando a Cameron se le pase un poco seguro que querrá escucharte. Y Leo está esperando que le respondas.
—No quiero hablar con Leo, no.
—Está bien. Pero creo que sería lo mejor.
—Gracias Daniel. Gracias por haber querido escucharme y no haberte posicionado del todo en ninguna parte.
—De nada, si es verdad que estuvo mal lo que hizo Leo, pero hay que ponerse siempre en la situación de todos. Él nunca ha sido una persona indecisa, siempre sabía a lo que iba y supongo que el que sus sentimientos empezaran a desmoronarse lo confundió y lo hizo todo por impulso.
—Pero ¿tú crees que me quiere?
—No sabría qué decirte Roma. Es Leo, ya sabes a lo que me refiero. No he podido hablar con él sobre ti de esa forma, no quiso sacar el tema nunca. Prometo que si le veo pronto lo haré.
—Yo asentí, con la cabeza aún pegada en su hombro —Daniel se fue después de un rato y volví a encerrarme en mí. Volví a destruirme un poco más. Poco después un mensaje me sacó de mis pensamientos.
Sophia:
Siento no haber podido ir hoy, he tenido que quedarme cuidando a mi hermano. Mañana vamos a salir a hacer algo porque no puedes seguir en casa encerrada. Te quiero Roma.
Después de leer el mensaje de Sophia, decidí hacer algo para entenderme, para saber porque estaba haciendo todo esto. Y siguiendo los pasos de mi padre, cogí una libreta y escribí. Escribí todo lo que se me pasó por la cabeza.
LEO
Me pasé toda la semana intentando hablar con Cameron, le tenía en todas las clases y eso me estaba matando.
Se que no estuvo nada bien lo que hice, lo sé, joder, pero no pude controlarme, ese sentimiento me estaba comiendo por dentro. Aunque ni siquiera sé que es "ese sentimiento".
Max se cambió de sitio y se puso al lado de Cameron en economía. No puedo decir que no me dio pena ella, porque si lo hizo.
Yo sabía que no le convenía estar con alguien como yo porque al final le acabaría haciendo daño. Si, desde el principio estar con ella estuvo mal, porque la estaba utilizando.
Juls, la chica insoportable, se enteró de lo que había pasado con Roma y estuvo como una lapa con Cameron. Esa tía era una puta pesada.
Roma en cambio ni siquiera vino a clase, nunca me perdonaría lo que la hice, porque por mi culpa estaba así. Yo había sido el que me había abalanzado sobre ella y en el peor momento, no sé porque lo hice, todavía sigo sin saberlo. Fue un impulso, algo sin sentido, pero joder, es que esa chica se había metido en mi cabeza desde el primer día que la vi y no la podía sacar.
Agradecí eternamente a Daniel que me comprendiera. Se que no le gustó lo que hice, pero al menos quiso escucharme y me entendió. Se que él y Sophia habían estado yendo a ver a Roma, pero no me digne a preguntar por ella, no a Daniel. A Sophia la pregunté un par de veces, pero no quiso decirme nada. La pregunté que si podía decirle que me contestara los mensajes y ella me dijo que lo intentaría, pero que no me prometía nada.
Esto me estaba matando.
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Una constelación más
Подростковая литератураRoma Alease estaba rota por dentro por sucesos de su pasado no tan lejano. Roma Alease dejó de creer en el amor verdadero. Roma Alease ya no era feliz. Roma Alease estaba vacía. Ver las estrellas en su montaña era su salvación. Él, que era una pers...