ROMA
Las estrellas brillaban ante mis ojos. Venir a verlas se había convertido en mi hobbie favorito. Dejé de vivir a simplemente existir y mirar las estrellas era lo único que podía hacerme sentir viva.
Pensé en todo, pero sobre todo pensé en él.
Sigo sin encontrar el momento exacto en el que me rompió, en el que me construí la barrera para que nadie pudiera pasar.
Él me destruyó, me dejó indefensa, débil y todo cuando más lo necesitaba.
Fue la persona que más quise y que lo sabía todo de mí, y ahora... ahora no me quedaba nada, no le tenía a él, no tenía su voz, sus abrazos y sentía que me había vaciado por completo.
Mientras miraba al cielo, una estrella fugaz pasó delante de mis ojos.
Pide un deseo.
—Deseo volver a ser feliz—dije, más para mí que para quien sea que me estuviera escuchando.
Los acordes de "another love" empezaron a sonar. Me quedé quieta, observando más allá del cielo, de las estrellas, intentando buscar un refugio mejor.
La canción se acabó y decidí que ya era hora de irme a casa. Recogí la manta en la que estaba tumbada, la guardé en mi pequeña bolsa y me puse los cascos para desconectar del mundo en el camino a casa.
—Buenos días dormilona —sentí una ráfaga de luz y el leve tacto de mi madre para despertarme.
Creo recordar que llegué a casa y caí rendida en la cama. Últimamente no era capaz de dormir bien y solía llegar al final del día con un sueño terrible.
—Déjame dormir un poco más —gemí enfadada mientras me estiraba. Miré al techo y dejé salir un suspiro.
—Vas a llegar tarde, venga —mi madre me quitó la manta y me vi obligada a levantarme.
Se marchó de la habitación dejándome otra vez en mi calma. Me levanté despacio de la cama con la esperanza de no caerme al suelo y quedarme dormida otra vez.
Me vestí con unos vaqueros estrechos y una sudadera básica negra. En la mochila me metí un libro que estaba leyendo por si tenía algún rato libre y las cosas que iba a necesitar en clase.
—Tienes el desayuno en la cocina —señaló mi madre después de darme un beso en la mejilla.
—Gracias, te quiero –-respondí dirigiéndome a la cocina.
Desayuné en silencio mi típica tostada y mi vaso con leche. Mi madre sabía que yo no estaba bien, todos eran conscientes de ellos, pero sabían las razones y ninguno solía forzarme a hablar sobre temas que no me sintiera cómoda o a hacer cosas que no quería. Todos menos Sophia, que se había empeñado en que tenía que salir más para superar los problemas... Ya la conoceréis.
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Una constelación más
Fiksi RemajaRoma Alease estaba rota por dentro por sucesos de su pasado no tan lejano. Roma Alease dejó de creer en el amor verdadero. Roma Alease ya no era feliz. Roma Alease estaba vacía. Ver las estrellas en su montaña era su salvación. Él, que era una pers...