Capítulo 36

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MAX

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MAX

Después de la conversación que tuvimos Cam y yo en el instituto, por la noche le llamé para vernos. Al final quedamos en que tendríamos algo.

Tenía razón, ya no podía negar lo que sentía por él, pero no queríamos ir muy rápido y decidimos no contárselo a los demás todavía, pero era bastante complicado porque nosotros sabemos que lo de disimular no se nos da especialmente bien... Supongo que la final nosotros también merecíamos nuestro final feliz.

—Cam que me ahogas —solté entre risas. Estábamos en el agua y él estaba encima mía, pero ninguno de los demás nos veía porque estábamos un poco lejos.

Me depositó un beso en los labios cuando menos lo esperé y le aparté corriendo.

—Que nos van a ver tonto —bromeé.

—No me importa Max —dijo sonriendo a centímetros de mí.

—Cam... —negó riendo y se separó en cuanto nótanos que los demás venían hacia nosotros.

—Hola tortolitos —dijo Daniel acercándose a nosotros. Rodé los ojos a la vez que Cam soltaba una carcajada —¿Qué hacéis aquí solos? —vale, creo que Daniel ya lo sabía.

—Pasar el rato —respondí con toda la tranquilidad del mundo.

ROMA

Después de estar un rato en el agua decidí salirme a la toalla a tomar el sol. Los demás se quedaron allí, todos menos Sophia.

—¿No te parece increíble? —pregunté llamando la atención de Sophia.

—¿El qué? —preguntó sin desviar la mirada del cielo.

—Todo lo que hemos vivido estos años... Nos conocemos desde que éramos enanas y a ellos también, pero nunca hemos tenido la oportunidad de hablar hasta hace solo unos meses —solté una carcajada —Si me hubieras dicho hace un año que hoy íbamos estar con ellos aquí, me habría reído en tu cara.

—Además, recordemos lo mal que te caían todos. Sobre todo, Leo. Y mira ahora, estas enamoradita de él.

—Lo sé, es increíble cómo pueden cambiar las cosas...

—Y quien iba a decir que yo seguiría enamorada de Carlos.

—Bueno, eso yo lo tenía bastante claro —Sophia se rio y me dio un golpecito en el brazo.

—Mañana vuelve...

—Lo se. ¿Qué vais a hacer al final?

—No tengo ni idea. —suspiró —Tengo miedo de que empecemos algo y solo dure unos meses, aunque si eso pasa, ¿Qué le voy a hacer?

—Tranquila Soph, no creo que pase —nos miramos y sonreímos.

Había cerrado una etapa de mi vida que nunca creí que iba a cerrar. El final del instituto... Y encima enamorada de otra persona. Siempre creí que pasaría el resto de mi vida con Ian, pero estaba tan equivocada que solo de pensarlo me entran ganas de reírme. Leo había entrado en mi vida de repente y no podía quejarme de ello. He pasado los mejores meses de mi vida con él.

El sol empezó a ponerse y todos nos sentamos a contemplar la mezcla de colores que se podían ver en el cielo. Y lo disfruté como si fuera la primera vez que lo viera.

—¿Qué te pasa Roma? —no me había dado cuenta de que las lágrimas empezaron a salir hasta que Daniel me preguntó.

—Joder, que me da pena todo esto. La mayoría nos vamos a separar y no sé qué será de nosotros entonces —Daniel me atrajo hacia él.

—Roma, no es este el momento para ponerse sentimental —respondió Max llorando y todos nos reímos.

—Nos vamos a seguir viendo, os obligo —amenazó Sophia.

—Queda un verano entero todavía, Rubita...

—Lo sé, pero nos vamos de vacaciones y no vamos a poder vernos a penas... —suspiré medio riendo —Os quiero mucho a todos, gracias por estos meses. Hemos pasado por etapas malas, pero muchísimas buenas y no las cambiaría por nada. Gracias por hacerme feliz y por hacer de este mi mejor año. Os quiero idiotas —en un mar de lágrimas, todos se levantaron y nos sumimos en un abrazo.

—Bueno venga que ya nos estamos poniendo un poco sensibles ehh —soltó Juls riéndo.

Cameron cogió una botella de cerveza y extendió el brazo con ella en la mano.

—Por nosotros y por todo lo que nos queda por vivir.

—¡Salud! —gritamos al unísono y un segundo después se oyeron todas las botellas chocándose.

Pasamos la noche bebiendo, bailando, jugando a juegos absurdos, hablando de nuestros planes de futuro, de que nos veríamos lo más seguido que pudiéramos cuando empezáramos la universidad.

Lloramos más de la cuenta y besé a Leo como si fuera la última vez que lo haría. Porque nunca sabes cuándo puede ser la última vez que beses o abraces a alguien. Porque un día está en tu vida y al otro se ha ido para siempre. Y he aprendido que hay que disfrutar al máximo los momentos que nos hacen feliz, porque no sabes cuándo pueden volver a repetirse.

Ese día supe que esa gente eran las personas que más quería e iba a querer siempre. Con las personas que me veía en un futuro.

Son mi familia.

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