Capítulo 38

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ROMA

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ROMA

Me estaba comiendo la cabeza. Una relación a distancia con Leo... Me daba mucho miedo. Siento que él es la persona que me mantenía estable y si se acabara la relación o fuese mal, me volvería a hundir.

Se que no debo dejar mi estabilidad emocional en manos de alguien, pero al final, él fue quien me ayudó a levantarme y reconstruirme.

—No sé qué hacer, Soph —estaba hablando por teléfono con la pelinegra, mientras miraba mi techo.

—Roma, yo te diría que lo dejaseis, que esperases a que vuelva y esas cosas, porque yo haría eso, pero eres tú y te conozco muy bien como para sabes que podrías manejar esa situación perfectamente. Y Leo más de lo mismo...

—Pero tengo miedo de que salga mal —suspiré.

—Lo se Roma. Y es totalmente normal, pero estoy segura de que todo va a salir genial, además si sale mal es porque tenía que ser así —no la veía, pero sabía que estaba sonriendo al otro lado del teléfono —Venga, y no te comas más la cabeza. Sal con el grupo, pásatelo bien y dale besos y abrazos de mi parte.

—Gracias Sophia, te quiero.

—Y yo Romita, hasta mañana —y acto seguido colgó.

Tenía razón, no podía seguir aquí tumbada mirando el techo como si este fuera a darme una respuesta. Si yo le quería nada tendría que impedirme nuestra relación.

Decidí poner un mensaje en el grupo para ver quién podía quedar hoy y dos horas después estábamos Daniel, Leo, Juls y yo en la playa.

Leo ya les había dicho a los demás lo de la universidad y todos se alegraron muchísimo por él. Dijeron que le hiciéramos una fiesta sorpresa antes de que se fuera y me pareció una idea estupenda. Aunque odiaba las fiestas así, él se merecía eso y mucho más.

—¿Qué tal estas? —Daniel se sentó a mi lado y apoyé mi cabeza en su hombro.

Leo y Juls estaban en el agua jugando a lanzarse agua y sonreí al verlos, me alegraba mucho que hubieran vuelto a tener la relación de antes.

—Bien... —respondí agachando la cabeza.

—Roma...

—Estoy bien, enserio.

—¿Y lo de Leo? —me acarició el pelo y cerré los ojos.

—Le voy a echar mucho de menos, pero me alegro un montón por él.

—Roma... Tengo que decirte algo —quité mi cabeza de su hombro y le miré —Yo también me voy a estudiar fuera... —no me moví, no me sorprendió, supongo que ya me lo esperaba...

—Joder... —susurré.

—Pero no me voy muy lejos, voy a Londres, a la universidad de tus hermanos. Así que vendré muy a menudo —asentí.

—Te quiero, Daniel. Gracias por haberme ayudado siempre cuando te he necesitado.

—Roma, gracias a ti. Cuando pasó lo de Sophia fuiste tú la primera que estuviste ahí conmigo. Eres de las mejores cosas que me han pasado estos meses —le abracé, sabiendo que sería uno de los últimos abrazos que le daría antes de que se fuera.

Odio las despedidas y esto es lo más parecido a una.

—Ey —Leo y Juls vinieron y se sentaron a nuestro lado —¿Pasa algo? —preguntó el rubio, supongo que por la cara de tristeza que tendría en ese momento.

—Ya se lo he contado —soltó Daniel. Así que Leo tambien lo sabía...

—Bueno chicos, ¿Sabéis lo que tenemos que hacer? Disfrutar el tiempo que nos queda juntos. A partir de ahora mismo, no quiero ver ni una sola cara larga más, solo sonrisas y lágrimas de felicidad ¿Vale?

—Que sabía eres, Julia —dijo Daniel riendo y se llevó un golpe en el brazo de la castaña por llamarla así.

—Venga, vamos al agua —sugirió Leo.

—Acabáis de salir —solté como excusa, para no meterme.

—¿Y? Venga vamos —Juls me agarró de la muñeca y me llevó corriendo hacia la orilla.

Los cuatro nos pasamos la tarde riéndo, haciendo bromas, tirándonos al agua, comiendo, bebiendo y mucho más.

LEO

Se que Roma tenía miedo de que todo se fuera a la mierda, pero yo sabía que no iba a pasar.

Ella y yo estábamos destinados a estar juntos y daban igual los kilómetros, porque sabía que siempre volveríamos a vernos.

La quiero, la quiero más que a cualquier cosa en este mundo. Bueno, ella es mi mundo.

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