Había perdido cientos de cosas durante mi vida, tantas que si habláramos de ellas estoy seguro de que me ganaría un premio o alguno de esos récords que aparecen en libros gigantes llenos de cosas extrañas.
Perdí a mi abuelo, Frankie, la que creía que era mi familia, mi felicidad, mis barreras y me perdí a mi. Extravié tanto durante poco tiempo que no podría culpar a quien creyera que estaba acostumbrado al dolor y me culpara por actuar como un loco ahora.
Había algo en todo aquellas cosas que hacía una gran diferencia ante el terror que me cazaba; ellas tenían un destino y yo sabía a dónde iban o que podían regresar de alguna manera u otra; en un sueño, una visita inesperada, la firma algún convenio con un abogado, en valentía y en mí. Pero esta vez no era así, no sabía a dónde era que había ido Tabitha y tampoco tenía algún rastro de su paradero.
Todos salimos disparados en dirección al último punto de su ubicación y apenas comenzó a llover decidimos separarnos para recorrer más lugares, ella no había podido ir tan lejos con el yeso en su pierna, ¿verdad?
—Mierda — masculló Klaus cuando regresó de una de las calles, sin haber tenido éxito —. Aaron dice que su ubicación no aparece y que ahora las llamadas se desvían.
Apenas mi corazón pareció sufrir un paro el de Tyler se rompió en medio de lágrimas y sollozos que me hacían temer por mi estabilidad, preguntándome si en realidad yo soportaría un poco más.
Era igual a aquella vez que ella huyó de mi habitación en medio de la madrugada ocultando un arma y mis peores secretos.
Había jurado que aquella sensación de desesperación que me inundó era simplemente la preocupación de que todo se me había salido de las manos y la resaca de mis ideas que comenzaban a caer en mi conciencia, pero ahora me daba cuenta que estaba equivocado; como siempre.
Mi corazón parecía apagarse con el paso de los minutos, de la misma forma en que mis oídos y mi cerebro lo hacían, haciendo que el único pensamiento que me invadía era ella y la forma que se sentía extrañarla; lo horrible que era.
Tal vez todos estábamos perdiendo la cabeza, sabía que el temor más grande de sus padres era éste y que nosotros estábamos actuando como pequeños niños que se asustaban al ver que los demás lo hacían. Solo tenía la certeza de que necesitaba verla y que ella terminara gritando que somos unos exagerados.
Los estragos de mi antiguo yo resonaban en mi cabeza, creando los peores escenarios mientras alentaban a mis pies a seguir recorriendo las calles que salían de nuestra zona de búsqueda. Ignorando a Aaron que me pedía que tuviera cuidado, porque no podrían buscar a dos.
Recorrí cada callejón y semáforo de la calle en busca de una cabellera rizada, un yeso y dos muletas, pero no había nada. Nada que gritara su nombre de la manera en que juraba que la ciudad entera hacía.
Volví a intentar marcar a su celular, mientras seguía caminando sin un rumbo específico acercándome de nuevo a la zona en donde vivía, que no estaba lejos de su última ubicación.
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BUSCANDO A ALEM ✔️
Novela JuvenilAlem es como una chispa en medio de la penumbra que te hacía despertar del sueño oscuro en el que estabas sumido. Nadie puede imaginarlo sin su sonrisa tirando de sus labios mientras caminaba por las calles de la ciudad, como si en un punto de su hi...