Septiembre 30, 1981, Spinner's End, Inglaterra
Después de un año del nacimiento de Nicholas, Severus podía decir que tener hijos no era tan fácil como todos pensaban que era.
Los primeros meses habían sido más fáciles, los meses en los que Nicholas solo dormía, pero incluso ahí había dificultades. Las veces que Nicholas se despertaba con cólicos en la noche, gritando con todas sus fuerzas, y Severus tenía que levantarse muy tarde en la noche, aunque hubiera tenido una reunión de mortífagos hacía solo unas horas, para poder calmarlo.
Era extraño, pero Iris no tenía el mismo poder que Severus cuando se trataba del bebé. El chico podía estar llorando desesperado en los brazos de su madre, pero cuando Severus se acercaba y lo tomaba, el chico dejaba de llorar de inmediato, acurrucándose en los brazos de su padre. A Severus al principio le había parecido extraño, pero ahora estaba acostumbrado. Como Iris decía, él tenía una conexión con su hijo que nadie más tenía, pero, aunque Iris no lo admitía, la envidia que sentía por la relación de Severus con Nicholas era demasiada para ponerla en palabras.
Pero ahora que Nicholas tenía un año, era un chico de cabello rubio ceniza (cosa que había impresionado a Severus, que siempre había pensado que su hijo tendría el cabello negro, pero al parecer lo había sacado de su madre) y unos preciosos ojos grises, que caminaba y gateaba por toda la casa, destruyendo los libros de Severus, jugando con los instrumentos para hacer pociones, desparramando toda la comida, dejando sus juguetes en el suelo, por todas partes, Severus no estaba seguro de que fuera tan fácil tener un hijo.
Muchas veces había castigado al chico por hacer una travesura, lo había dejado llorando en su habitación sin un miramiento. Solía ser duro con Nicholas, ya que estaba tomando el ejemplo de Lucius Malfoy, del cual su hijo se portaba de manera excelente. Pero Iris vivía diciéndole que era demasiado duro con Nicholas, y que tenía que entender que era solo un niño, que quería jugar.
Pero Severus no iba a criar a un chico travieso, odiaba a ese tipo de chicos. Quería que su hijo fuera bien portado, que su hijo se comportara como debía hacerlo alguien que venía de la famila de los Prince. Él cuando era niño nunca se había portado mal, nunca había puesto un pie fuera de la línea, y su hijo no sería la excepción de la familia.
-Es distinto a ti, Severus-decía Iris-todos los niños son distintos.
Severus esa mañana de domingo despertó como todos los días, con Nicholas a su lado moviéndole la almohada y riendo. Siempre lo despertaba de esa manera, y a Severus le molestaba sobremanera.
-Nicholas, basta-dijo Severus, furioso, todavía medio adormilado.
Nicholas sonrió con los pocos dientes que tenía y siguió moviendo la almohada de su padre. Severus abrió totalmente los ojos y miró a Nicholas con desagrado.
-¡Nicholas, basta!-exclamó Severus, levantándose y tomando al niño.
El chico lo miró a los ojos y volvió a sonreír, tirando los brazos hacia el cuerpo de su padre, en un intento de abrazarlo, pero Severus lo mantuvo lo más lejos que pudo. No le gustaban los abrazos.
-Severus...-susurró una adormilada Iris-quiere abrazarte.
-¿Por qué abraza todo el día?-preguntó Severus, viendo los intentos de cariño de su hijo con desagrado.
-Porque te ama-susurró Iris, levantándose y tomando al chico, que al ser alejado de su padre, se puso a llorar con desesperación.
Severus puso los ojos en blanco.
El chico de ya 21 años, fue a vestirse sin siquiera mirar a su hijo, que le hacía pucheros desde los brazos de su madre. Ese día tenía que trabajar en una poción especialmente importante para el Señor Tenebroso, una poción que sabía que definiría si entraba al círculo de allegados. Severus había estado esperando ese minuto por mucho tiempo, el momento en el que pudiera probarse frente al Señor Tenebroso y ser aceptado.
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Nicholas Snape
Hayran Kurgu¿Como sería la historia del hijo de Severus Snape? ¿Cómo sería crecer alrededor de los Merodeadores cuando tu papá es Quejicus? ¿Cómo sería si Harry nunca hubiera sido el niño de la profecía si no un chico común y corriente que crece con sus padres...