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Desperté un poco nervioso, habían pasado dos días desde ver a Grace y no dejaba de pensar en que esa misma tarde habría de pasarla con ella, después de todo lo sucedido.

Llegué al salón y estaban todos rodeando a Chris, quien me invitó con un gesto a acercarme. Sacó su teléfono y les mostró la canción, tenía una expresión de mucha emoción y nervios al mismo tiempo. Esperaba verlos igual de entusiasmados, pero la mayoría quedaron con una expresión neutral.

—No está mal —dijo Bora.

—Me gusta, creo —manifestó Bianca.

Chris perdió la sonrisa de su cara y salió para ir al baño. Lo seguí, porque noté que no estaba del todo bien.

—¿Hermano? ¿Estás bien?

—Pensé que les iba a gustar más —dijo Chris—. Bueno, es la primera. ¿No? Sonarán mejor luego.

—Sí, aunque suena bastante cool, lo juro.

—Lo dices porque también es tuya.

—Sam también lo cree.

—Pero a Sam le gustas.

—No es cierto.

Chris puso los ojos en blanco.

—Es buena, en serio —dije—. Además, no tienen mucha opinión, ellos no hacen mucho.

—Pero son la banda —dijo Chris algo desanimado.

Chris entró al baño y entonces miré de lejos el salón de Sam, por alguna razón me acerqué silenciosamente.

—¡Es un paisaje! —gritó Sam risueña.

—No es cierto —dijo su maestra, dándose una palmada en la frente.

—Es el paisaje que representa la subjetividad humana.

La maestra la miró burlándose del comentario, que, de hecho, sí era un chiste. Reí también. Una parte de mí necesitaba relajarse por lo que pasaría en la tarde.

La vida cambia de camino tan rápido como una chica de opinión y ahora Grace estaba en mi camino de nuevo. Y no es que me molestara, no me malinterpretes, pero siempre he sido de la idea de que las cosas pasan por algo, la gente entra y la gente se va, y todo tiene un por qué. Sin embargo, no comprendía el porqué tenía que haberle sucedido algo así a ella, Grace era una en un billón.

Chris me gritó saliendo del baño y perdí mi meditación, lo acompañé al salón de nuevo, de alguna manera se veía más seguro después de mi comentario. Venía tarareando la canción. Más bien, el solo de guitarra digital que se escuchaba más parecido a un sintetizador robot.

Practicamos un poco las canciones de siempre, dejando el tema de la canción aparte y relajé la cabeza un poco, Gerard cerraba los ojos cada vez que sonaba un buen ritmo en la batería de parte de Chris y Bora tenía un groove implacable. Sam llegó al salón y me abrazó fuerte, como siempre, Gerard hizo una moción con su mano para que Sam se fuera, pero ella negó con la cabeza. Cuando terminó la canción, Sam puso el desorden, como siempre.

—¡Toquen su canción! —gritó.

—No, no está ni ensayada —dije.

—¿Tienen una canción? —preguntó Gerard.

—No, no —dijo Chris, tratando de callar a Sam.

—Sí, y es MUY buena —insistió Sam.

—Está decente —mencioné.

—No es tan buena —dijo Chris.

—Anden, tóquenla —dijo Gerard, cruzándose de brazos.

Chris sacó su celular para enseñársela, pero Gerard negó.

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