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Conforme pasaron los días, Chris y yo ensayamos cada vez más y más duro para nuestro concierto, repasamos las canciones aproximadamente unas mil veces y con su computadora, logramos hacer que sonara como si tuviéramos tocando con toda la banda detrás. Bueno, Chris hizo eso, yo me estaba concentrando en perderle el miedo al escenario.

Había querido sacarle el tema de la fiesta, sin embargo, por un motivo u otro preferí no hacerlo, realmente no tenía mucha importancia, pero sí era extraño que no nos lo hubiera dicho antes y quería disculparme por mis celos. Sam asistía de vez en cuando a los ensayos y, aunque Becca se la pasaba ocupada, también encontraba tiempo para estar con nosotros. Había podido leer un par de sus poesías y, si bien le sobraba lo humilde, era muy buena, quizá lo suficiente como para estar en la biblioteca.

Estaba disfrutando mucho este momento en mi vida, por primera vez era parte de algo grande y estaría por fin pronto en un escenario, empezando a cumplir mi sueño. Chris no dejaba de hablar de la propuesta de la disquera; una gira nacional y en los principales festivales de música de Texas (porque todos sabemos que Texas tiene algunos de los festivales más cool de música), grabar en un estudio grande y hasta estar en nuestros videos musicales.

Así en la vida como en un elevador, era el momento de subir y, aunque me ponía nervioso, las cosas iban ascendiendo de un modo maravilloso. La escuela no podía ser más aburrida, pero fuera de ella, la gente tenía razón, estaba viviendo los mejores años de mi vida.

Sam diseñó nuestro show, que consistía básicamente en tocar, presentarnos, tocar, hacer un par de bromas, tocar de nuevo y luego dedicarle una canción (parte que estaba pendiente de aprobación). Se acercaba la fecha y con ella, mi futuro y el de Chris.

Respecto a Grace, no había sabido mucho, imaginé que Greg estaría yendo a verla y la parte más sincera de mi corazón tenía por seguro y me mantenía presente que se estaba sintiendo mejor.

Y entonces, cuando llegamos a la semana anterior a la cuenta regresiva del concierto empecé a preocuparme por el cumpleaños de Sam más que por cualquier otra cosa, Chris me decía que mantuviera la cabeza fría, pero simplemente no podía.

Convencí a Chris de que me ayudara a buscar un regalo para ella y, aunque fuimos a buscar mucha ropa para niña, al final coincidimos en que algo de arte le gustaría mucho más, así que fuimos a comprarle un kit que incluía papel de dibujo, una caja de colores caros y óleos. Incluyó de mi parte unas rosas que le serían enviadas ese día, aunque yo no lo sabía entonces, bueno, no sabía que iban solo de mi parte.

Esa semana nos la pasamos planeando el evento, la firma de autógrafos si es que iba gente y, más que nada, pensaba mucho en Sam.

Así que amanecí con muchas ganas el día del cumpleaños de Sam, había envuelto el regalo en un papel que había hecho con recortes de imágenes de Resident Evil y adornado con manchas de pintura alrededor. Sonreí desde el primer momento y procedí a cambiarme, en el desayuno, Dana notó mi felicidad y me deseó la mejor de las suertes, mis padres no pudieron asistir al evento por un compromiso de última hora, pero por mí, eso era solamente mejor. Guardé mi guitarra en su funda, tomé el bus para ir por Sam y luego a casa de Chris.

Cuando toqué la puerta de casa de Sam, me recibió Lorena muy alegre por verme y en cuanto Sam bajó las escaleras, la abracé fortísimo, la cargué, le di vueltas, ella me daba golpes para bajarla. Se veía muy linda, traía un gorro blanco al que también le había escrito el nombre de nuestra banda. Le entregué el paquete y soltó una carcajada en cuanto vio la envoltura. Nos sentamos en su sala y lo abrió, casi se pone a llorar. Me abrazó y dio un beso en la mejilla, además, me hizo prometer que tendríamos que hacer una pintura juntos, claro que asentí.

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