"Cuando te ví por primera vez, supe que te amaría más que a nada. Tú te alejabas de mi, según porque 'no quieres hacerme daño'. Oh cariño ¿Acaso no te dabas cuenta que mientras más te alejabas más daño me causabas?. Él que fueras diferente no era un...
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Edward miraba a su hermana con el ceño fruncido, estaba celoso, el rubio había besado en la mejilla a su melliza, observaba como Elizabeth trataba de concentrarse para buscar su próxima presa, buscaba un puma. El sol iluminaba la pálida piel de la cobriza haciendo que brillará y pareciera cientos de diamantes incrustados en su cuerpo, su belleza resaltaba cada vez más.
—Deja de mirarme así, yo nunca te reclamé nada cuando empezaste a salir con Bella, tuve que aguantar tus empalagosos pensamientos hacia ella— susurró calmada teniendo los ojos cerrados disfrutando del sol.
—Acepto que estoy celoso, es inevitable pensar que él pueda romper tu lindo corazón, no quiero que salgas lastimada, aunque creo que eso es imposible porque es tu compañero— musito acercándose hacia donde estaba ella.
—Falta poco para que él descubra lo que soy, tal vez salga corriendo despavorido— murmuró sarcástica pero aun así con dolor.
—Él no saldrá corriendo Eli, te quiere, se me dificulta mucho leer su mente, pero cuando está contigo parece que sus defensas bajan y puedo leer su mente, aunque hay muchas cosas que no son entendibles.
—¿Crees que ese sea su don? Es parecido al de Bella— preguntó.
—No lo sé— admitió— ¿Lo convertirás?
Elizabeth nunca se había puesto a pensar en eso, convertir a su compañero en vampiro, nunca se le había cruzado por la cabeza, no quería condenarlo por toda la eternidad. No sabía si el deseara pasar la eternidad junto a ella, tal vez él no desearía estar con ella para siempre, no quería condenar su alma, pero tampoco quería alejarse de él.
—No lo haré a menos que sea necesario.
—¿Y si él no quiere ser un vampiro? — preguntó melancólico.
Elizabeth se quedó pensando, nada sería igual sin él, pero sabía que podría salir adelante, aunque en su corazón siempre estaría ese gran vacío que nunca podría llenar.
—Respetaré su decisión.
Edward se quedó callado, no quería que su hermana sufriera. Se lamentaba mucho haber dejado que su hermana lo cuidará cuando se había contagiado de gripe hace muchos años. Si le hubiera dicho que se fuera, ella hubiera tenido una vida normal y más humana, podría haber tenido un esposo humano que la amará y también hubiera podido ser madre.
Pero sabía que sin Elizabeth nunca habría podido seguir con su vida inmortal.
—No te sigas culpando por eso, fue mi decisión, yo quería que tú vivieras al igual que mamá, pero terminé enfermando y gracias a Carlisle ahora estamos vivos— susurró recargando su cabeza en el hombro de su hermano.