"Cuando te ví por primera vez, supe que te amaría más que a nada. Tú te alejabas de mi, según porque 'no quieres hacerme daño'. Oh cariño ¿Acaso no te dabas cuenta que mientras más te alejabas más daño me causabas?. Él que fueras diferente no era un...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
←←★→→
Brasil.
Edward miraba la vista que ofrecía el hermoso país de Brasil, no tenía ninguna expresión en la cara, simplemente se dedicaba a pensar en diversas cosas. En su mente se repetía una y otra vez aquella tarde en la que abandonó a Bella en el bosque, cuando le dijo aquellas negras mentiras, cuando le dijo que no la amaba, era absurdo. Él amaba a Isabella Swan pues era su compañera eterna, para toda su existencia.
Se sentía culpable por haber arrastrado a toda su familia en su tristeza, y todo por su compañera humana, pero por más que quiera negarlo la intensidad con la que un vampiro ama a su compañero es mucho más fuerte que el amor entre humanos. Sentía un vacío enorme al no poder tenerla con él, y nuevamente en su cabeza se repetía aquella tarde, parecía un disco rayado porque a cada minuto volvía a repetirse.
—Deja de torturarte, me estás volviendo loca cada vez que la vuelves a recordar— murmuró cansada su melliza.
—Lo hice para protegerla —musito con voz ronca.
—Lo sé, pero fue de una mala manera. Pero bueno, es tu vida y no tengo porque meterme
—Elizabeth tú eres parte de mi vida, eres mi hermana menor
—¡Solo por cinco malditos minutos! — aclaró molesta.
Edward la miró divertido para después reír, aquella acción hizo sonreír a la cobriza pues no había reído desde aquel día.
—No me obligaste a nada, yo acepte porque necesitabas apoyo, porque eres mi hermano— musitó a lo que había pensado su hermano ya que le había leído la mente
El cobrizo se acercó a su melliza para abrazarla, la quería demasiado, no sabría que hacer sin ella, su hermana siempre estuvo para él y se lo agradecía eternamente. Si algo le llegará a pasar moriría con ella, su melliza siempre fue demasiado importante para él, aunque amaba a Bella siempre querría a Elizabeth porque ella era igual a él, eran como almas gemelas en el sentido de hermanos.
—Te quiero Eli— susurró mientras besaba su cabeza— Pero deja de leer mi mente
—Tú también lo haces, y sabes que es inevitable no podemos controlarlo.
—Puedes dejar de leer las mentes de los demás cuando descubras su mayor secreto— musitó el cobrizo
—Si yo quiero puedo descubrirlo, sabes que a los únicos que les doy privacidad es a nuestra familia, pero hay veces que es inevitable ignorar sus escandalosos pensamientos.
—Yo no guardo ningún secreto— aseguró Edward
—Lo sé, nunca me has guardado un secreto
Edward solo sonrió divertido para después ir hacia su celular y contestar ya que este estaba sonando. Elizabeth se alejó un poco para salir hacia el balcón donde momentos antes estaba Edward.