"Cuando te ví por primera vez, supe que te amaría más que a nada. Tú te alejabas de mi, según porque 'no quieres hacerme daño'. Oh cariño ¿Acaso no te dabas cuenta que mientras más te alejabas más daño me causabas?. Él que fueras diferente no era un...
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—La constelación Scorpius es una de mis favoritas— susurró Elizabeth mirando el libro que el rubio tenía en sus manos.
—También es una de mis favoritas.
Habían pasado una increíble mañana y tarde en su prado, solo eran ellos dos, recostados entre el pasto y las flores silvestres a su alrededor, solo ellos leyendo un libro de constelaciones.
Draco le había enseñado algunos hechizos que impresionaron a la cobriza, el rubio le había hablado un poco más del mundo mágico y Elizabeth no dejaba de sorprenderse pues creía que eran los únicos que pertenecían a lo sobrenatural.
—Esta también me gusta— señaló con su dedo índice la constelación.
El rubio la miró con una sonrisa, le encantaba demasiado esa chica, quería estar por siempre con ella. Con un hechizo no verbal hizo desaparecer el libro, aquello sorprendió a Elizabeth, pero le sorprendió aún más cuando el rubio la besó desprevenida haciendo que los dos cayeran en el pasto.
Entre risas los dos rodaron por el pasto, disfrutando y adorando los labios del otro. Hasta que el sonido de un celular los interrumpió. Elizabeth saco su celular del bolsillo de su pantalón, silenciando las quejas de Draco con pequeños besos.
—¿Elizabeth?
—Edward, ¿Qué sucede? — preguntó distraída mirando hacia un lado.
Draco tomo su mentón, atrayendo toda la atención de la cobriza hacia su persona
—Debemos hablar de un tema importante con la familia, los asesinatos en Seattle han aumentado, creemos que tal vez son neófitos los que causaron esto.
El rubio le sonrió con dulzura, sus manos comenzaron a moverse para enredar sus dedos en los suaves cabellos cobrizos, sus labios encontraron su camino en las mejillas de Elizabeth, causando que soltara pequeñas risas
—Te veré allá.
—Harry está con nosotros tal vez quieras traer a Draco.
—Si, yo...lo...llevaré.
—¿Estás bien?
—Estoy completamente bien, te veré luego, adiós.
Colgó rápidamente sin darle tiempo de despedirse a su mellizo, la cobriza correspondió el beso que Draco había iniciado, los dos sonrieron entre el beso antes de separarse. Se miraron a los ojos, sonriendo en grande.
—Draco...tenemos que irnos— susurro, sus pálidas manos acariciando la suave piel de su compañero
El rubio solo asintió, sin quejas, ni palabras, queriendo complacer en todo a su amada Elizabeth.