"Cuando te ví por primera vez, supe que te amaría más que a nada. Tú te alejabas de mi, según porque 'no quieres hacerme daño'. Oh cariño ¿Acaso no te dabas cuenta que mientras más te alejabas más daño me causabas?. Él que fueras diferente no era un...
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—Ojos, mirad por última vez. Brazos, dad vuestro último abrazo. Y labios, que sois puertas del aliento, sellad con un último beso.
—Si tengo que guardarme un objeto tuyo para recordarte, significa que te voy a olvidar.
Elizabeth se encontraba recostada en el pecho de su hermano quien recitaba los versos favoritos de los dos del libro Romeo y Julieta. El cobrizo quería pasar más tiempo de lo normal con su melliza, porque sabía que a partir de ese momento Elizabeth estaría siempre con Draco, así como él con Bella. Debería seguir considerando escaparse de Forks junto a su hermana e irse a vivir a Alemania.
—Creía conocer el amor hasta que tu belleza sedujo a mis ojos.
Edward abrazo a su hermana por los hombros sabiendo que no la vería en toda la tarde pues ese día Elizabeth le diría a Draco que era su compañero para toda la eternidad.
—¿Qué hacen ahí acostados? ¡Vamos levántense! ¡Ya es hora de irnos! — exclamó Alice mientras los levantaba.
Los mellizos bufaron al mismo tiempo que le daban una mirada fulminante a la pequeña Cullen. Alice salió de la habitación satisfecha por haber interrumpido a los mellizos y se fue con Jasper dando pequeños saltos.
Elizabeth se levantó de la cama y se dirigió a su mesita de noche donde tenía guardado el brazalete que su hermano le había regalado, se lo puso y se giró hacia el cobrizo con una sonrisa.
—¿Dónde está mi chaqueta blanca? — preguntó extrañado, luego de haberla buscado supuso que ella la tendría
—Ayer por la noche, Draco olvidó su chaqueta, así que le preste la mía, sabes muy bien que no siento el frío— contesto con una sonrisa inocente.
—Ya no te voy a prestar mi ropa— replico con el ceño fruncido
—Pues te la robo — susurro, riendo al ver la cara indignada de su hermano —los tiempos cambian Edward, aunque debo de admitir que aún sigo teniendo mis costumbres— dijo, luego de leer sus pensamientos
Y era cierto, a pesar de que vieron como los tiempos cambiaban, seguían comportándose igual y como cuando eran humanos, seguían hablando con palabras abstractas y formales, caminaban de manera elegante, y se seguían comportando tal y como los educaron sus padres biológicos.
—Hoy no iré contigo y con Bella en el auto— avisó haciendo que su hermano la mirará confundido.
Elizabeth y Edward siempre se iban juntos al instituto, las veces que se iban por separado eran muy raras, o cuando Edward recogía a Bella a su casa y la llevaba a la escuela.