"Cuando te ví por primera vez, supe que te amaría más que a nada. Tú te alejabas de mi, según porque 'no quieres hacerme daño'. Oh cariño ¿Acaso no te dabas cuenta que mientras más te alejabas más daño me causabas?. Él que fueras diferente no era un...
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Malfoy Manor, la casa en la que vivió toda su niñez y adolescencia no sabía si podría llamarla exactamente hogar, porque en esa mansión pasaron cosas oscuras, cosas que prefería olvidar pero cada noche tenía pesadillas con aquellos tiempos en los que no sabía si seguir con vida o tirarse de la torre de astronomía.
Ya era tiempo, debía afrontar sus absurdos miedos, debía hacerlo para su bienestar.
Tomó una profunda respiración para después caminar a paso elegante hacia el interior de la mansión, sus manos sudaban, su corazón latía desbocado, estaba nervioso, su estómago se estrujaba. Pero él no demostraría todo lo que sentía, aquello era debilidad y él no era débil.
La mansión estaba igual, nada había cambiado, seguía teniendo aquella aura oscura, la frialdad y escalofrío que sentías al entrar. Miró a su alrededor, los cuadros de su familia seguían ahí en la pared, el rostro pintado en un cuadro de sus antepasados estaban por el pasillo principal que daba a la oficina de Lucius. Recordó las veces que de niño había deseado tener un cuadro con su rostro pintado en él, para que lo recordarán y adorarán como a un Malfoy, ahora veía eso como algo absurdo.
Ya no quería tener un cuadro con su rostro pintado en él.
Ya no quería que su padre lo manejara como una marioneta.
Caminó hacia la sala principal donde suponía lo esperaba su madre, al llegar vio la lúgubre y elegante sala de la mansión, Narcissa estaba sentada en uno de los sillones de cuero negro, cuando vio a su hijo se levantó de inmediato y se acercó con una sonrisa que reflejaba felicidad pura.
—Hola mamá, te extrañé— susurró para después abrazar a su madre sintiendo la calidez y amor que desprendía de ella.
—Mi dragón, yo también te he extrañado— dijo entre lágrimas la mujer.
Draco besó la mejilla de su madre para después atraerla hacia el sillón para sentarse, estuvo a un lado de ella mientras Narcissa se negaba a soltarlo, había extrañado a su hijo, la mansión sin él era muy solitaria.
—¿Cómo has estado? — preguntó con una sonrisa la matriarca de los Malfoy.
—Bien, excelente— contestó con un brillo en sus ojos que Narcissa notó.
> ¿Y tú cómo has estado madre?
—La casa se siente tan vacía sin ti, pero todo bien, estoy bien.
Draco supuso que su madre trataba de manipularlo para que volviera, pero por más que lo intentará, él no volvería, él se quedaría en Forks, el lugar donde dejó su corazón, con Elizabeth.
—¿Cómo te ha ido en la escuela muggle?
—Pues no me quejo, es algo interesante las costumbres muggles.