Parte 25

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Elsa se preocupó por la manera en la que Catherine había iniciado su primera conversación con su hermana; aunque, obviamente, ella no se daba cuenta de cómo había sonado. Freydis ya estaba suficientemente nerviosa como para soportar los comentarios insensibles de la pelinegra, aunque los dijera sin esa intención.

– Catherine, discúlpate con ella.

– ¿Disculparme? ¿Ahora qué hice?

– ¡Lo que dijiste no está bien! No fue educado. –Catherine estaba por responder, pero Freydis intervino al sentir que empezaba una discusión.

– No, no, está bien, es la verdad; yo soy la hija a la que no abandonaron. Siempre... deseé conocerte Catherine.

– Yo siempre supe de ti, no sabía tu nombre, pero sabía de tu existencia. La verdad, me sorprende el parecido que tenemos.

– Lo sé, a mí también me sorprendió. Decidí estudiar medicina cuando me enteré de los avances que habías hecho. Sentí... que era una forma de estar cerca de ti.

– No le encuentro el menor sentido, pero no me importa, ya sé que los humanos son irracionales.

– Catherine. –Elsa trató de darle otra advertencia a la joven, pero, ella no pareció entenderla. Fue entonces cuando Freydis entendió lo que la platinada le quiso decir cuando mencionó que el tratar con Catherine requería de cierta paciencia.

– Ja, ja, ja, sí es cierto, las personas tendemos a actuar de forma irracional. No sé cómo puedo soportarlo. –Catherine sonrió ante el comentario de su hermana.

– Bueno, al menos alguien lo entiende ¿Nuestros padres saben que estás aquí? –De alguna forma, esa pregunta hizo enojar a Freydis.

– ¡Ellos no son mis padres! –Miró hacia abajo con el ceño fruncido.

– ¿Descubriste que eres adoptada? Eso vuelve más extraño lo mucho que nos parecemos, pero esas cosas llegan a pasar. –La castaña se sorprendió al oír eso ¿Realmente no le había entendido?

– No, me refiero a que ya no los reconozco como mis padres.

– Oh, tienes el síndrome de Capgras. Existen tratamientos psiquiátricos para eso.

– ¿Qué? No, digo que ellos están muertos para mí.

– No sé en dónde habrás escuchado eso, pero es mentira; ellos siguen vivos, los vi hace apenas un par de días.

– ¡No! ¡Quiero decir que... que...! ¡¡AAAHH!! –Freydis se empezó a desesperar al no encontrar una forma de hacerse entender con su hermana.

– Parece que te acabas de irritar, Elsa también se irritaba fácilmente cuando la conocí, tal vez haya algo en el bosque. En realidad, no he analizado bien la atmosfera que rodea el lugar; es probable que encuentre algo. –Freydis, pensó en decir algo, pero ya no sabía si se podría dar a entender. Al verla así, Elsa decidió intervenir.

– Catherine, lo que tu hermana quiere decir es que ella sigue molesta con sus padres, no quiere saber nada de ellos. Es como si estuvieran muertos para ella, porque ya no los piensa visitar más; ya no les habla, ya no los escucha, ya no los ve; por eso están muertos para ella, es en sentido figurado ¿Entiendes?

– Por supuesto, no soy tonta. -miró a Freydis- ¿Por qué no sólo lo dijiste desde el principio?

– Mi... error. -Freydis miró pensativa a su hermana-. Catherine ¿Has oído hablar del Autismo o el síndrome de Asperger?

– Sí, también de muchas otras enfermedades mentales, pero perderías tu tiempo si quieres que hable de eso. Sé de los tratamientos psicológicos, pero en realidad, yo no he participado mucho en esos campos; no como las cirugías y medicinas.

¿Cómo hacerle entender?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora