A la mañana siguiente Elsa esperó a Catherine en el mismo lugar de siempre, pero tal y como se lo había dicho, ella no apareció a la hora habitual. La platinada esperó un poco más; no importaba que fuera su día de descaso, sabía que personas como ella no son capaces de despertarse tarde, no cuando están tan acostumbradas a seguir un horario estricto; pero cuando no apareció decidió ir a su refugio de hielo y ver qué estaba haciendo.
Al llegar Elsa llamó un par de veces a la puerta, pero la joven no abrió, tampoco podía escuchar ruido alguno; con cuidado, la quinto espíritu fue a un extremo del refugio y uso su magia para abrir una ventana; al mirar en el interior, vio a Catherine sentada en su cama mirando al suelo, sus ojos parecían vacíos y su mirada era sombría, debido a eso la platinada dudó un poco si sería buena idea hablarle, sin embargo el día anterior había decidido no dejar pasar esta oportunidad, así que se obligó a llamarla.
– Eh... Catherine, buenos días. –Dijo Elsa con leve un tono de preocupación. Como de costumbre, la joven científica pareció no haber escuchado o haberla ignorado, sin embargo luego de un momento giró la cabeza y la miró, al principio seguía teniendo sus ojos vacíos y ensombrecidos, pero después de un rato se aclararon.
– Oh... Elsa, vete, te dije que hoy no seguiría con mi investigación. –Dijo Catherine.
– Sí, eso dijiste, pero pensé que ya que no haríamos esos experimentos, podríamos hacer algo que yo quiero, entonces... ¿Vienes? –Preguntó Elsa.
– No. –Dijo Catherine regresando su vista a la nada.
– ¿Qué? ¿Qué dices? No vas a hacer nada de trabajo hoy, ven y haz algo conmigo. –Dijo Elsa.
– No. –Catherine seguía sin mirarla, lo que hizo enojar a la platinada.
– Ya basta, he hecho lo que me has pedido desde que llegaste aquí, hoy es tu turno de hacer algo que yo quiero ¡Ahora sal de ahí y ven conmigo! Además ¿Qué más podrías hacer? –Dijo Elsa. De nuevo, la joven pareció ignora, pues no se movió, pero entonces se puso de pie y se dirigió a la puerta. Elsa cerró la ventana que había abierto con su magia y fue a su encuentro.
– ¿Qué quieres? –Preguntó Catherine y pese a lo grosera que sonó, Elsa sonrió.
– Vamos a pasar el día juntas. –Dijo Elsa sonriendo amablemente.
– ¿Por qué? –Preguntó Catherine.
– Quiero pasar tiempo contigo, concerté mejor, ver una faceta tuya que no sea la obsesionada con su trabajo, y ya que este día estás forzada a no hacerlo, me pareció una buena oportunidad. –Dijo Elsa.
– ¿Conocer otra faceta? –Preguntó Catherine.
– Sí. –Dijo Elsa.
– No tengo otra faceta, siempre estoy trabajando en mis investigaciones o inventando artefactos. –Dijo Catherine.
– Seguramente la tienes, has tenido muchos otros días libre ¿No es cierto? ¿Qué es lo que hacías? –Preguntó Elsa.
– ¿Antes o después de la muerte de mi reina? –Preguntó Catherine. Esa pregunta sorprendió a la platinada, aunque debió haberlo esperado. El recuerdo de su hermana la entristeció, pero se esforzó por no mostrarlo y mantener su sonrisa.
– Eh...antes. –Dijo Elsa.
– Iba a visitarla, no llevaba nada, cuando no era mi día de descanso llevaba artefactos para mostrárselos y probarlos, cuando descansaba sólo iba a verla. –Dijo Catherine.
– Oh ¿Qué hacían? –Preguntó Elsa.
– A veces jugar ajedrez, otras veces recorríamos el reino o sólo nos quedábamos en los jardines del castillo y me hacía alimentar a las aves, incluyendo patos. –Dijo Catherine.
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¿Cómo hacerle entender?
FanfictionAños después de que Elsa se convirtió en el quinto espíritu del bosque encantado, Catherine, una mujer genio prodigio super dotada, entra al bosque con la intención de recolectar muestras y especímenes para su estudio de la magia. La científica ha...