Parte 33

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Al día siguiente Elsa despertó temprano y esperó más temprano de lo que acostumbraba, para poder ir a Arendelle y hablar con Anton, ya que quería que él también asistiera a las sesiones de baile para que Catherine se acostumbrara a bailar con más personas cerca; además de que necesitaba que llevara más discos y, así, enseñarla a bailar en ritmos diferentes. Aunque no estaba segura si él podría asistir a cada práctica, ya que entendía que un príncipe de su edad tenía muchas otras responsabilidades en el reino.

Al llegar al castillo, la quinto espíritu se asomó por la ventana del cuarto de su sobrio y lo encontró aun durmiendo tranquilamente. La posición en la que lo encontró le recordó mucho a su hermana Anna. No tuvo más opción que entrar con cuidado, abriendo la venta con su magia, y despertarlo.

– Anton, Anton, despierta, necesito hablar contigo. –Lo estuvo moviendo con cuidado por un rato, hasta que finalmente pareció comenzar a despertar.

– Mamá, todavía no es hora de ir a la escuela. –El joven hablaba entre sueños.

– Anton despierta, soy tu tía Elsa.

– Sí, Elsa es mi tía abuela.

– ¡Ya despierta! –Ese último grito había sido suficiente para despertar al joven por completo.

– ¡Ah! Oh, hola tía Elsa. Que extraño, hace un segundo soñé contigo ¿Qué ocurre?

– Hola, lamento mucho despertarte, pero necesito tu ayuda. Ayer le di a Catherine su primera lección de baile, y me gustaría que tú asistieras a la segunda, para acostumbrarla a bailar con más personas cerca. También podrías llevar discos de música.

– ¿Ella aceptó bailar? ¿De verdad?

– Sí, no fue muy fácil convencerla, pero al final accedió ¿Entonces vendrás?

– Mmm... haré lo que pueda tía Elsa, pero no me será tan fácil; sabes que son muchas las cosas que debo hacer por órdenes de mi padre. Aunque bueno, no estoy molesto por eso. Me entrena para ser el rey algún día.

– Sí, sé que estas ocupado, pero al menos quería intentarlo.

– Lo sé. Descuida tía, trataré de ir.

– Muy bien, gracias. Bueno será mejor que regrese al bosque. Catherine y su hermana podrían despertar en cualquier momento.

– De acuerdo. Adiós tía Elsa, gracias por tu visita y por despertarme en plena madrugada.

– De nada. Deberías empezar a despertar más temprano.

Ambos sonrieron, se dieron un pequeño abrazo de despedida y, con cuidado de no ser vista, Elsa salió por la ventana y regresó al bosque encantado. Aún era temprano y Catherine no despertaba tan rápido sino se trataba de realizar algún experimento, así que tenía toda la confianza de que ella seguiría dormida, pero al llegar a la paya se dio cuenta de su error. Catherine y Freydis estaban sentadas en la arena esperando a que ella apareciera. Cuando la escucharon llegar, se voltearon a verla, se pusieron de pie y sacudieron la arena de sus ropas.

– ¿Dónde estabas? Habías dicho que la siguiente lección sería temprano. –Dijo Catherine.

– Eh... sí... bueno, no creí que despertaras tan temprano.

– ¿Cuántas veces necesitas que diga que mientras más rápido terminemos con esto, mejor será? Debió ser claro para ti que despertaría temprano.

– Es verdad. Bueno, continuemos entonces. Esperaba que Anton se nos uniera, pero creo que no tendrá tiempo, y si tiene, vendrá ya tarde.

– ¿Por qué quieres que venga?

¿Cómo hacerle entender?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora