Parte 30

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– ¿Tú...quieres que me vaya? –Freydis miró con tristeza a su hermana; de verdad creyó que ya habían logrado una conexión, o algo parecido.

– Tú misma habías dicho que querías que te enseñara todos los descubrimientos que había hecho sobre la medicina; bueno, ya te los enseñé y, como ya tienes lo que querías, supongo que te irás.

– Oh, eh... las lecciones no son la única razón por la que quería estar contigo. Yo...en realidad... quería estar a tu lado y tratar de recuperar el tiempo perdido. Eres mi hermana, quiero que estemos juntas, como siempre debió ser.

– Si quieres una relación fraternal conmigo, como la que tuvieron la reina Anna y Elsa, entonces pierdes tu tiempo, yo no puedo darte eso.

– Sé que no puedo esperar algo exactamente igual, pero quiero que pasemos tiempo juntas.

– Freydis, yo no soy del tipo de persona que pasa mucho tiempo a lado de otras personas. Aunque seas mi sangre es mejor sigamos con nuestras vidas como hasta ahora lo hemos hecho.

– ¿Por qué?

– Por lo que eso conlleva, lo sentimientos. Seguramente será algo difícil de entender para ti, pero yo no tengo interés en ellos y, sin embargo, al estar junto a otros humanos, constantemente tratan de hacerme sentir algo. Lo intentas tú, tratando de hacerme sentir amor por ti; lo intenta Elsa, de varias maneras. Pero es lo que ustedes quieren, yo no lo quiero y no lo necesito. Los sentimientos son confusos, una vez, una pequeña parte de mí cedió a ellos y, aún hoy, sufro algunos de los estragos que hizo en mi cerebro. Estoy cerca de olvidar eso por completo y poder continuar.

– Hablas de la reina Anna ¿No es cierto? ¿Ella fue la que hizo ese estrago en ti? La querías, pero falleció.

– No importa a qué o quién me refiera, lo importante es que aprendí que el científico que me crió tenía razón al no permitirme conocer esos sentimientos; sin irrelevantes, no los necesito.

– Eres una persona, toda persona los necesita.

– ¿Para qué? Sólo sirven para destruirse el uno al otro. Recuerda que ya he viajado por el mundo, no pienses que no he visto lo suficiente para sustentar esto. He visto el odio, y la ambición, sé que por eso el hijo de Anna me pidió construir mejores armas; dijo que eran para defender su reino, pero sé que las usa para invadir y destruir otros, gracias a eso el reino de Arendelle a crecido significativamente en territorio.

– ¿Entonces por qué las creaste?

– Porque podía hacerlo. Mi trabajo, mi única razón de existir es investigar e inventar y lo hago sin ningún otro propósito que el descubrir; si lo que hago después es usado con fines... perversos, eso es asunto de los humanos, no tiene nada que ver conmigo.

– Son tus inventos.

– Mis inventos son perfectos, son creados por el bien del avance científico, ahora si los usan como armas para guerras entonces el error es de los humanos.

– ¿Y eso es todo? Sólo creas y si lo usan para el mal es cosa de ellos, no tuya ¿Así de fácil te lavas las manos?

– Mis manos están perfectamente limpias Freydis. Siempre lo han estado.

– ¿A pesar de las vidas que tomaste para tus avances en la medicina?

– Por supuesto. Hice mi trabajo y ahora cientos de vidas se salvan a diario. No entiendo por qué nadie lo entiende. –Catherine estaba perfectamente tranquila, sin ningún gramo de arrepentimiento, ni remordimiento por las cosas que tuvo que hacer o que se hacen por las armas mortíferas que inventó hace mucho.

¿Cómo hacerle entender?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora