Antes de que Elsa pudiera responder, prefirió seguir la mirada de la chica, entonces pudo ver que un hombre se les estaba acercando, sus ojos estaban tan abiertos de la impresión que parecía que se iban a salir, además de tener la boca abierta. Le costó trabajo poder articular palabra, hasta que respiró hondo y por fin pudo hablar.
– Tía Elsa... ¿De verdad eres tú? –Preguntó.
– Hola Anton, perdón por no avisarte que vendría. –Dijo Elsa divertida por la reacción de su sobrino.
– No... no tienes que avisar, este también es tu reino después de todo -en ese momento, la mirada del chico se posó en la científica-, eh... hola Catherine, buen día. –Dijo Anton con la voz aún más temblorosa.
– Príncipe Anton. –Catherine hizo una pequeña reverencia a modo de saludo, su mirada seguía inexpresiva.
– Y... ¿Qué las trae a Arendelle? No es que esté diciendo que no pueden pasear por aquí, o que no son bienvenidas, sólo digo que no es usual verlas en la ciudad, -miró con atención a Elsa-, y menos con esa ropa -Elsa levantó una ceja-, no estoy diciendo que te antes vestías mal, me refería a que era un vestido que parecía antiguo, pero eso no quiere decir que no se viera bien, se veía hermoso en ti, no quiero decir que no te veas bien con esta nueva ropa, es hermosa, te ves hermosa y te verías hermosa con lo que sea que te pongas ¡Pero no es que me esté fijando en ti! ¡Yo jamás haría eso! No estoy diciendo que no seas deseable, sólo digo... yo...eh.... –Anton intentaba inútilmente de mantener la calma, estaba muy nervioso, su cara roja, y escupía palabras sin parar y prácticamente sin oírse.
– Cálmate, le pedí a Catherine que me mostrara sus inventos y el cómo había ayudado a cambiar mi antiguo reino. –Dijo Elsa.
– Pero creí que estabas investigando la magia ¿Es que ya termínate? –Peguntó Anton, Catherine negó con la cabeza.
– Es el día de descanso, todavía tengo un largo camino por recorrer con respecto a la magia. –Dijo.
– El día, entonces aún continúas haciéndolo. –Murmuró Anton.
– Paso tiempo con ella esos días, la semana pasada jugamos un poco, hoy paseamos aquí. –Dijo Elsa.
– Ah... claro ¿Quieren tomarse un descanso? Las podría acompañarlas un rato, el parque es un buen lugar para parar un momento, además podrás disfrutar de un helado. –Dijo Anton.
– ¿Un helado? –Preguntó Elsa.
– Créeme, te gustará. –Dijo Anton.
– De acuerdo, descansemos un momento ¿Sí, Catherine? –Elsa no estaba del todo segura de que a la chica le gustara la idea de estar acompañada de más personas.
– Está bien. –La voz de la joven era neutral.
Cuando llegaron al parque, Anton compró helados para los tres, todos eran de chocolate, era el sabor favorito de la familia. Al principio, Catherine vio con extrañeza el cono de helado, para Elsa fue claro que ella tampoco lo había probado, aunque obviamente le gustó por el brillo en sus ojos cuando le dio la primera lamida. Anton y su tía se sentaron en una de las bancas del parque, mientras que Catherine prefirió sentarse en las raíces de un árbol un poco alejado de ellos. La quinto espirito comprendió que dos personas era mucho para ella, por eso no dijo nada cuando se apartó, no la quería forzar.
– No tenía idea de que aún siguiera usando el día de descanso. –Dijo Anton mirando a la chica sentada en el árbol.
– Ella no ha olvidado a Anna, recuerda cada momento que pasaron juntas, y las promesas que le hizo. –Dijo Elsa.
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¿Cómo hacerle entender?
FanfictionAños después de que Elsa se convirtió en el quinto espíritu del bosque encantado, Catherine, una mujer genio prodigio super dotada, entra al bosque con la intención de recolectar muestras y especímenes para su estudio de la magia. La científica ha...