Parte 32

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Al día siguiente, Catherine se había despertado muy temprano, prácticamente no había dormido. Para cuando Freydis despertó su hermana ya estaba afuera del refugio de hielo recibiendo los cascos de juego que le llevaban sus robots. De inmediato la castaña se puso de pie y se arregló para ir a lado de su hermana, pues sentía que realmente estaban cerca de volver a separarse y quería estar el mayor tiempo posible con ella.

– Buenos días Catherine, despertaste temprano. –Freydis se colocó a lado de su hermana mirándola contar los cascos e indicándoles a sus máquinas que se retiraran.

– Debía hacerlo, hay mucho que hacer hoy, aunque nada sea algo relacionado con mi proyecto.

– Suenas decepcionada. Te recuerdo que fue idea tuya dejar de lado lo que sea que estés construyendo y enfocarte en lo demás. –Catherine dejó lo que hacía por un momento y miró a Freydis unos segundos exigiendo silencio, luego regresó su atención al conteo.

– ¿Qué otra opción tenía? No dejaban de distraerme. Cuando no es Guri pidiendo clases para ella y sus amigos, son Elsa y tú hablando de cosas absurdas como un baile sin sentido en medio de un bosque.

– No es absurdo para nosotras, queremos que te diviertas.

– Su idea de diversión es diferente a la mía. Como sea, no importa, había acordado con Elsa que la obedecería mientras estuviera aquí y eso hago.

– Preferiríamos que lo hicieras porque realmente quieres hacerlo.

– Freydis, no me gustan las distracciones; la magia ha sido más difícil de entender de lo que esperaba y, aunque me causa frustración, es una gran estimulación para mí. Todo lo que a las personas les parecía imposible o indescifrable, logré resolverlo en cuestión de días, a veces de horas, y fue realmente aburrido. Esto es mejor, realmente está representando un reto, y por eso no me gusta distraerme de esto.

– Te entiendo, pero....

– A ustedes les parece que mi gusto por la investigación y la ciencia, las únicas cosas que he conocido en mi vida, está mal. Es cierto que no consigo entender por qué, pero no importa, las complaceré en eso del baile, ya déjalo así.

– Está bien. Ahora dime ¿Por qué tantos cascos, no te parecen demasiados?

– No sé cuántos niños va a traer Honeymaren.

– De acuerdo. Te ayudaré a llevarlos dentro del refugio de hielo. –Freydis tomó unos cuantos cascos y se puso en marcha.

– Creí que Elsa ya estaría aquí en la playa. Me pregunto dónde duerme cuando no pasa la noche conmigo.

– Ella está en la isla de Ahtohallan; casi en el centro de este mar.

– ¿Qué hay en esa isla?

– No lo sé, creo que también hay mucha magia en ese lugar; quizá incluso más que en el bosque.

– ¿De verdad?

– Eso creo.

Esas palabras llamaron la atención de Catherine. No sabía que había una isla en el mar, y menos aún que hubiera más magia allá; ahora quería visitar ese lugar y comprobar con sus propis ojos si realmente era tan mágico. Sabía que no podría hacer gran cosa ahí, pero quería visitar esa isla. Y ¿Quién sabe? Tal vez incluso tomar algunas muestras del lugar.

Después de un rato, Elsa ya estaba jugando en la playa con sus amigos espíritus, al verla, Catherine salió y corrió a su lado. Cuando algo le entusiasmaba no era capaz de ocultarlo. Ya que sería obligada a asistir y participar en un baile, al menor podría tratar de convencer a la platinada de que se realice en Ahtohallan.

¿Cómo hacerle entender?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora