Capítulo 9. Visita familiar.

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Una gota de sudor recorre mi espalda, mi corazón va a mil por hora y no creo que pueda aguantar más. Intento no mover ni un músculo para que no me escuche. El miedo cosquillea mi estómago, de formas que no puedo explicar. Un rizo cae en mi frente, y queda pegado ahí. Lo intento soplar para apartarlo de mi cara pero escucho pasos.

Está aquí.

Mi respiración se acelera, casi hiperventilo. Tapo mi boca con mis manos intentando calmarme. Cierro los ojos deseando que pase de largo. Se tropieza con algo y gime de dolor, es mi oportunidad.

Salgo corriendo y veo una de las ventanas entreabierta. No lo dudo, es la única salida. Las puertas están cerradas. Justo cuando estoy por alcanzar la ventana, una mano agarra mi tobillo y caigo de bruces al suelo. Por poco no me parto la nariz. Esa misma mano tira de mí.

-¿Quién anda ahí? ¡Os tengo!

Me revuelvo como puedo y giro mi cuerpo de manera que veo de donde proviene la mano. Estoy debajo de la cama. Me he metido con urgencia al escuchar la voz. Sea quien sea el dueño de la mano, es más seguro que estar al descubierto.

Me aparta el pelo de la cara y sopla un poco la suciedad que se me ha pegado al caerme. Unos ojos celestes me miran. El dueño pone el dedo índice en sus labios, señalando que no debemos hablar. Pone su dedo pulgar arriba y arquea sus cejas, preguntando si estoy bien, a lo cual asiento con la cabeza.

Unos pies llegan corriendo, inspeccionando el cuarto.-Sé que estás aquí, seas quién seas. Tu caída se ha escuchado desde Irlanda amigo...-Dice la voz, con tono tétrico. Se escuchan las puertas de madera del armario chirriar, él suspira.-Hm... ya has salido del armario, eh. Interesante...

Louis agarra mi mentón con su dedo índice y pulgar, y se señala los ojos para que le mire. Arrugo los labios, conforme le he entendido, y poco a poco sacamos las manos de debajo de la cama.

Cuando los pies están los suficientemente cerca, le tocamos los tobillos haciendo toquecitos. Lo cual, ahora mismo a la luz de la luna, da bastante miedo.

-¡AAAAAHHHHHHHHHHH!-Chilla Niall, saliendo despavorido de la habitación.

El chico de ojos celestes y yo reímos en voz baja, y salimos apresurados de debajo de la cama. Nuestro objetivo está claro.

-Vamos, Harry.-Saltamos por la ventana, como yo pretendía hacer en un principio.

Aterrizamos medio metro más abajo, en el tramo lateral de césped que conecta la terraza interior con la parte delantera del bungalow. Por un segundo veo una figura corriendo hacia nosotros. Agarro la mano de Louis y corremos lo más que podemos hacia el centro de la terraza, donde se supone que está nuestro destino final, la pelota.

Pero una vez llegado ahí, vemos con sorpresa y decepción que no está, ha desaparecido. Louis maldice en voz alta, y los dos intentamos recuperar el aliento, pese a que no nos hemos cansado en realidad.

De repente dos sombras asoman de los arbustos que decoran algunas de las esquinas de la terraza, y vemos en cámara lenta como una de las pelotas va a aterrizar en nuestra dirección. Louis me empuja y caigo al suelo. Intenta agarrar la pelota en el aire pero falla estrepitosamente. Le aterriza en el estómago en pleno salto y cae, a mi lado.

-¡Hemos ganado!-Chilla Liam, abrazándose a Niall.

Niall saca la lengua y se burla en nuestra cara.-¿Qué se siente, perdedores?-Arrugo la nariz ante la clara derrota, mientras intento ponerme de pie. Louis agarra mi muñeca y lo impide.

Empieza a jadear, como si una bala le hubiera atravesado el esternón. Se queja e hiperventila.-Chicos... yo...-Le miro confundido y Niall y Liam se acercan con la misma expresión que tengo yo instalada en la cara.

Eres mi hogar {LARRY} [CANCELADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora