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Isaac pasó junto a él y fue cuando finalmente fue liberado de su mirada que Jackson encontró su voz.

—A Stiles le encanta el voleibol —se giró, mirando la espalda de Isaac, esperando que se detuviera. —No debería ser lo que le duela— Isaac lo miró por encima del hombro y sus ojos brillaban intensamente.

—¿Por qué no? —respondió él. —Si realmente amas algo, deberías estar listo para sufrir si es necesario.

Durante el resto de la práctica nadie más habló. Stiles estaba intentando bloquear los ataques de Ethan, uno tras otro, sin tomar ningún descanso y cambiando de atacante cuando Ethan se quejaba de que le dolía la mano, Stiles no paró y nadie lo detuvo, todos temerosos de que su capitán los castigue. El entrenador los había echado cuando se dio cuenta que nadie se quería ir primero, Stiles se ofreció para limpiar y cerrar la cancha y Jackson se ofreció como voluntario para cuidarlo. Permaneció allí un rato, en la oscuridad que le ofrecía la puerta, apoyado sobre su codo y mirando el perfil de su amigo, preguntándose cómo había sucedido esto, mirando a Stiles cambiando su práctica de bloqueador para ser un armador.

Había notado el cambio de Isaac en las últimas semanas, como una crueldad despiadada había crecido en su interior. El rubio siempre apuntaba a castigar a los jugadores insubordinados y desafiar a sus oponentes, Jackson siempre lo había visto como un capitán justo, como una fortaleza, pero verlo ejercerlo contra Stiles... Stiles, que no era un oponente o un insubordinado. Llevaba cerca de dos meses siendo parte del equipo y todos lo adoraban, era trabajador y se esforzaba para mantener el papel que Isaac le había dado, incluso si es que no le gustaba en absoluto. Pensó en lo que Isaac le dijo y cerró los ojos. —Sí, pero... —susurró para sí mismo mientras se alejaba de su apoyo. —No debería tener que hacerlo.

—¿Stiles?

—Estaré bien.

Jackson quería golpear algo cada vez que Stiles intentaba tranquilizarlo, con sus ojos que insistían en comunicar nada más que calma.

No había pasado más de media hora cuando su celular sonó y Stiles se dio la vuelta mientras una sonrisa débil aparecía en sus labios. —Me tengo que ir, uh, alguien me está esperando.

Limpiaron y cerraron el gimnasio más rápido de lo que esperaba, se fueron a cambiar y Stiles escondió todo lo que tenía que ver con el voleibol, sus muñecas rojas ni siquiera se notaban cuando se despidió y desapareció.

Jackson ignoró la imagen de Isaac hablando con su hermano y otros jugadores de básquetbol cuando pasó al lado de ellos. Por un momento, pensó que tal vez Isaac estaba celoso de que Stiles pareciera mejor armador que él.

Isaac tenía razón y, sin embargo, no se trataba de esto. El voleibol podía doler, pero nunca debería doler así. Tal vez tenía que doler como el recuerdo de su madre, pero nunca como las decisiones egoístas de Isaac. Jackson se prometió a sí mismo que nunca dejaría que un deporte lastimara a Stiles de una manera que no tenía derecho.

Lo que él no sabía es que Stiles ya estaba sufriendo pero no de la manera que él pensaba.

Leaving my love behind - SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora