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—¿Por qué necesitas ver tanto este partido? —Isaac suena frustrado y cansado a la vez, intentando seguir los pasos de Stiles, ni siquiera había terminado de estacionar su auto antes de que se bajara y comenzara a correr dentro de una secundaria que ni siquiera conocía.

Tosió una vez, luego dos veces, y luego se dobló para tratar de contenerlo mejor.

Solo un poco más, maldita sea.

Se soltó del agarre de Isaac y siguió corriendo, le faltaba tan poco para llegar al gimnasio. Para verlo. Tenía que verlo con sus propios ojos para confirmar la verdad. Tragó de nuevo, más fuerte de lo que debería haberlo hecho. Su garganta palpitaba.

—¡Stiles!

—Me estoy quedando sin tiempo, Isaac —las palabras sonaban más desesperadas de lo que pretendía cuando la voz de Isaac que decía su nombre lo inundó nuevamente. Ni siquiera eran las palabras que hubiera querido decir, y cuando se dio cuenta de que las había dicho, fue difícil no entrar en pánico de inmediato. Tosió de nuevo en su mano e intentó ignorar la expresión alarmada en el rostro de Isaac que apenas estaba disfrazada. Él lo había alcanzado. —Por favor. Te lo contaré todo, te lo prometo.

Stiles estaba cansado. Había terminado de mentirle a todos, y aunque inicialmente no había tenido la intención de decirlo como lo había hecho, era cierto que se le estaba acabando el tiempo. Decirle la verdad a Isaac era solo el primer paso de muchos. Siempre fue más fácil admitir su miseria a un desconocido. Pero, por el momento, Stiles tenía cosas más importantes de que preocuparse.

—Está bien —escuchó. Una mano se aferró a su muñeca y tiró de él. No era la primera vez que Isaac venía a esta secundaria a ver jugar a su hermano por lo tanto sabía cuál era el mejor atajo para llegar antes al gimnasio. Su mano nunca lo soltó mientras lo hacía correr por los pasillos, sus respiraciones eran desenfrenadas y Stiles podía sentir el sudor bajando por su frente. Su pecho le dolía.

Sentía que iba a explotar pero las flores no estaban presionando para escapar. Era como si hubieran llegado a un pequeño acuerdo. Stiles necesitaba encontrar a Derek, necesitaba verlo, tocarlo. Preguntarle por qué no le había avisado y por qué Cora si lo había hecho.

Isaac comenzó a disminuir su velocidad cuando unas puertas amarillas aparecieron en su vista. Sus dedos poco a poco se apartaron de su muñeca. Una mano se posicionó en su espalda cuando sus pies se detuvieron, dudando de entrar.

—Quedan unos pocos minutos —susurra a su lado.

Stiles agradece en voz baja y cruza la puerta. El ruido es más fuerte cuando está de este lado de la habitación, la multitud está enloquecida, puede ver unas cuantas palomitas tiradas por el piso y una que otra mancha de lo que parecía ser bebidas. Él mira el tiempo, quedan dos minutos del último tiempo y lo único que piensa es que lo logró. Logró llegar a Derek antes de que el juego terminara.

Derek no lo ve llegar, nadie lo hace. Está a un metro de distancia de la puerta pero no se acerca a las gradas, incluso cuando Cora lo ve y le pide que se acerque. Ella es la única Hale presente y no puede evitar preguntarse si es que Derek guarda algún secreto en este lugar. Stiles se queda quieto, mirando a Derek, quedando sin palabras al ver lo feliz que se ve; por unos momentos se arrepiente de no haber traído su chaqueta. Los bolsillos de sus pantalones se encuentran llenos de pétalos de crisantemo naranja, había dejado caer unos cuantos luego de la llamada de Cora.

Puede sentir la presencia de Isaac detrás suyo, como si no quisiera dejarlo ir. Stiles no le dice que se vaya, probablemente esté viendo a su hermano.

El partido termina unos segundos después de que Derek anote el último punto. Su equipo vuelve a ganar y siente que su pecho va a estallar de felicidad porque sabe lo importante que es ganar para Derek. Lo conoce como a la palma de su mano.

Leaving my love behind - SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora