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Derek vuelve a la ciudad siete meses después.

Lo espera fuera del gimnasio de la secundaria, se ve nervioso cuando le pregunta si es que pueden hablar. Stiles lo mira en estado de shock, como si no pudiera creer lo que está frente a sus ojos y es sólo cuando Jackson aprieta su hombro es que reacciona.

Han estado caminando durante casi diez minutos cuando se da cuenta que Derek lo está conduciendo a la casa de Stiles. Lo cual tiene sentido, su padre trabaja todo el tiempo y hay días en los que prefiere no llegar a casa, tendrán el lugar solo para ellos, sin hermanos para interrogarlos o padres curiosos.

El silencio dura hasta que llegan a su habitación. Derek no lo ha visitado desde hace más de un año y no intenta ocultar la forma en que mira a su alrededor. Los carteles que le había regalado y colocado en sus paredes ahora no están, pero sus paredes no están desnudas, ahora tiene carteles de artistas que Lydia le había regalado para su cumpleaños. También hay fotos de todo el equipo de voleibol juntos durante la graduación de Isaac, de él y otros amigos riéndose en el campo de entrenamiento, postales de otros jugadores que vivían en otras ciudades pero que siempre estaban en contacto.

Hay un trofeo de cuando llegaron a tercer lugar en el campeonato de escuelas secundarias en el que participó en su primer año con el equipo incluso si es que solo pudo jugar medio tiempo porque las flores le hacían imposible respirar, un lobo que había atrapado a Ethan dibujando y que lo había rescatado antes de que lo echara a la basura. Algunos dulces y camisetas de Jackson que siempre dejaba cuando se quedaba a dormir, en su cama se encuentra el libro de cuentos que Isaac le había regalado hace unos días atrás. Hay una pequeña abolladura en la pared de la vez que los chicos estaban jugando a las peleas y Danny había caído demasiado fuerte luego de que lograra esquivar a Jackson pero no a Ethan. El pizarrón en blanco que antes usaba para acomodar su horario para poder salir con Derek ahora estaba con sus horarios de entrenamiento y planes de salida, en una esquina puede leerse "serías un gran capitán" que Scott había escrito cuando vino a visitar, junto a un recordatorio de Lydia que decía que él estaba a cargo de comprar la comida para la fiesta del equipo y que no sea comida chatarra porque si no el entrenador los iba a matar a todos.

Stiles sabe que su habitación se ve distinta desde la última vez que Derek había ido, desde ese día en que de manera borracha le había confesado que no sabía si lo amaba o no. Puede verlo buscando algo que demuestre la relación que habían tenido o algún recuerdo de su amistad. No había nada. Cora y Lydia lo habían ayudado a deshacerse de todo hace mucho tiempo atrás.

—Tu habitación se ve distinta —dice, con los ojos moviéndose en los folletos de becas deportivas que el entrenador le había dado a principio de mes. —Se ve bien —se sienta en la cama, con las manos a cada lado de sus piernas, Stiles se sienta en la silla del escritorio, dejando un espacio entre ellos.

—Querías hablar —él decide que lo mejor sería ignorar el comentario e ir directo al asunto. —Habla.

—John se va a casar, quiero que seas mi cita.

—¿Estás loco?

—No quiero ir con nadie más a la boda de mi hermano, quiero ir contigo.

—¿Y se supone que debo creerte? —pregunta en voz baja, después de unos minutos en silencio. —Porque, sinceramente, creo que fuiste tan bueno mintiéndome que ahora te olvidaste de cómo decirme la verdad.

Derek ladea un poco la cabeza. —Todavía piensas que estoy mintiendo.

La ira de Stiles estalla ante eso. —¿Por qué no lo haría? ¿Por qué volvería a confiar en ti después de todo? Probablemente esto sea otra mentira.

Derek en realidad se ve sorprendido por eso y se levanta de la cama para dar un paso más cerca, un poco exasperado.

Están a seis pasos de distancia.

—¿No escuchaste que yo...? —él sacude la cabeza. —Stiles, sé que te traté como una mierda, lo sé y me arrepiento, pero realmente quiero que me acompañes.

Stiles se encoge de hombros, sin mirarlo a los ojos.

—No me crees —dice Derek, y Stiles se ríe amargamente.

—No, no lo hago —dice. —Hagas lo que hagas, no creo que tenga nada que ver conmigo. Solo me quieres cuando necesitas algo —se muerde el labio para evitar que las flores caigan. No quiere que Derek las vea.

Nadie dice nada por un tiempo, los ojos de Derek están fijos en Stiles, quien se niega a mirarlo.

Finalmente, Derek dice en voz baja. —Está bien, lo entiendo. Te dejaré solo.

Él desvía la mirada y, una fracción de segundo después, Stiles vuelve su propia mirada hacia él. Si esta es la última vez que verá a Derek, quiere memorizar cada parte de él. Sigue viéndose hermoso, la luz que entra por su ventana ilumina su cabello negro y su piel, haciéndolo que se vea suave, sus pestañas proyectan pequeñas sombras sobre sus mejillas.

Cuando se da la vuelta y comienza a caminar hacia la salida, siete pasos, ocho pasos, nueve pasos... Stiles intenta grabar la imagen de su retirada en su mente, el como el ancho de su espalda hace que su camisa se aferre más a él, la forma tensa en que camina. Stiles piensa que las flores deberían irse junto a Derek, que los pétalos violetas y naranjas deberían volar junto a la brisa que su retirada trajo, sería casi poético.

Pero, como en muchas otras cosas en la vida, Stiles no tiene suerte. Todavía no ha aprendido a decirle que no.

Leaving my love behind - SterekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora