Capítulo 3

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Al día siguiente me desperté con la alarma de mi iPhone que había puesto a las ocho de la mañana. Tenía una hora para arreglarme. Suficiente, porque no tenía que maquillarme, ya que eso lo harían allí. Aunque claro, tenía que vestirme y además tenía que llegar con un poco de antelación para evitar a los estudiantes.

—Buenos días, señorita, ya tiene su desayuno preparado. —dijo Amelia. Le sonreí. 

—Muchas gracias, Amelia. —agradecí. El que ya tuviera el desayuno hecho me ahorraba tiempo.

—Buenos días, Willa. —me saludó Luke con una sonrisa.

—Buenos días. —le sonreí mientras le daba un mordisco a la galleta. —¿Has desayunado ya?

—No, ya desayunaré luego. —me dijo.

—¿Qué sueles desayunar? —le pregunté mientras daba un sorbo a mi zumo.

—Pues... No lo sé. Depende. Pero normalmente Café y galletas. —se encogió de hombros.

—¿Te gustan los crepes? —le pregunté.

—Sí, ¿por qué?

—Amelia, ¿puedes preparar un crepe de chocolate y un café para Luke, por favor? —dije.

—En seguida, señorita. —dijo Amelia.

—Oh, no hace falta, de verdad. —dijo Luke apenado. Yo me levanté, porque ya había terminado.

—Ni pienses que voy a dejar que salgas sin desayunar. —le dije en tono de advertencia. Él me sonrió. 

—Gracias.

—De nada. —le sonreí yo de vuelta, y pasé por su lado para ir a mi habitación.

Me metí en el cuarto de baño para hacer mis necesidades y lavarme los dientes, y después me vestí. Ya estaba lista para salir.

Salí de mi habitación y me encontré a Luke lavando el plato. Reí y él se dio la vuelta. 

—¿Qué pasa? —preguntó.

—¿Estás lavando tu plato? —pregunté. Se encogió de hombros y dejó el plato sobre la encimera, se secó las manos y vino hasta mí. 

—¿Qué tiene de malo?

Sonreí. 

—Nada, pero normalmente los lava Amelia. —dije. Él rió. 

—Bueno, es la costumbre que tengo. —dijo. —¿Estás lista? —asentí con la cabeza. —Te arreglan ahí, ¿verdad? —volví a asentir con la cabeza. —¿Descapotable amarillo? —preguntó con una sonrisa. Sonreí. 

—Sí. —dije sin poder ocultar mi emoción. Me encantaba el descapotable amarillo. Sentir el viento en mi cara, mi pelo ondeando... La sensación de libertad. Y como no tenía que ir arreglada y peinada porque se encargarían de ello ahí, podía permitírmelo.

—Vamos. —dijo él sonriéndome.

Y ambos bajamos al garaje, me senté en el asiento de copiloto y me abroché el cinturón. Él abrió la puerta del garaje y yo abrí la guantera, sacando dos gafas de sol.

Reí y me las puse. Él se giró hacia mí y rió. 

—Willa tiene swag. —rió, y yo reí junto a él. Cogió las gafas que le ofrecía y se las puso, posando sexymente.

—Uhh... Qué sexy. —dije, y él agitó su pelo a lo Justin Bieber.

—Lo sé. —rió, y yo negué divertida. —¿Lista para despeinarte? —dijo, y yo asentí con entusiasmo.

BDSM | Zayn MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora