Capítulo 4

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El chico parpadeó y miró hacia atrás.

—¿Buscas algo? —le pregunté.

—Eh... No. —respondió. Era un chico un poco raro.

—Malik. —dijo alguien a sus espaldas, e inmediatamente el miedo se posó en sus ojos. Fruncí el ceño y miré al chico que había pronunciado eso. 

—¿Y este quién es? —le pregunté al chico.

—Wow, Malik, ¿qué haces molestando a esta chica tan guapa? —dijo con una sonrisa pícara.

Alcé una ceja. Uhh... Te quitaría esa sonrisa con unos azotes, querido. Puede que con una vara.

—No me estaba molestando precisamente. —dije.

—Bueno, nosotros veníamos a buscar a nuestro amigo Zayn, para... Jugar un rato. —dijo el chico acercándose a Zayn, y éste me miró con miedo. ¿Jugar? No lo tomé precisamente en el buen sentido de la palabra. Lo agarré de la camiseta y tiré de ésta hacia mí.

—Lo siento, pero tendréis que jugar después. Venía a recoger a mi amigo Zayn. —mentí. El chico entrecerró los ojos y apretó la mandíbula. 

—Pues ya será mañana, Zayn. —dijo, de tal manera que me confirmaba que no eran amigos. Y dieron media vuelta y se fueron. Zayn me miró. 

—Muchas gracias, de verdad. No sé como agradecértelo. —dijo rápidamente.

—Acabamos de atropellarte. No debes agradecer nada, simplemente te agradecería que no nos denunciaras. —dije, y él negó efusivamente con la cabeza.

—No lo haré, gracias. —dijo. Sonreí. 

—¿Quieres subirte? —dije señalando el descapotable. Sus mejillas se encendieron y negó con la cabeza. 

—Tengo que ir a casa. —dijo tímidamente.

Oh, cariño... Tu forma de ser me encanta. Lo que daría yo por tenerte en mi cuarto de juegos, atado, sonrojado y gritando.

Me estremecí tan solo de pensarlo. ¿A qué venía esa reacción de mí?

Dios... Contrólate, Styles, sabes perfectamente cómo hacerlo. Llevas el control.

—Es hora de comer. Podrías acompañarnos, yo invito. Y luego te llevamos a casa. —dije, mirándolo intensamente.

—Hum... Vale... Gracias. —dijo tímidamente.

Sonreí. Lo quería a él, como mi próximo sumiso.

Hacía tiempo que no tenía sumisos. Un año, y pensaba que lo había superado. Pero no. ¿Qué tenía él que despertaba esa ansiedad en mí?

Pensaba que lo había dejado atrás... Pensaba.

Había tenido que tratar con psicólogos acerca de esto, estaba enferma, y hace unos meses me declararon curada... ¿Pero esto? ¿Qué debía hacer? Sabía que era malo para mí... Pero lo necesitaba, quería hacerlo. Y si él quería... Nada me detendría.

—¿Quiénes eran esos chicos, Zayn? —pregunté. Ahora ambos íbamos en los asientos de atrás. 

—Unos... Amigos. —respondió.

—Ambos sabemos que no es cierto. —dije, y él me miró.

—No. —respondió en voz baja.

—Supongo que por eso corrías. —asintió con la cabeza y sus mejillas volvieron a sonrosarse.

—Son los que se meten siempre conmigo. —suspiró.

—¿Has hablado con el director sobre esto? —negó con la cabeza.

BDSM | Zayn MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora