Capítulo 22

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—Señorita Willa, su padre ha venido a verla. —Amelia se asomó por el umbral de la puerta del salón.

Suspiré. Era obvio que pasaría, mi padre no era de quedarse de brazos cruzados.

—Que pase. —dije. Sabía que entraría de todos modos.

—Hija. —mi padre entró y me miró, y luego a Zayn, y otra vez a mí.

—¿Qué quieres? —dije sin moverme.

—Te he llamado.

—Ya. —respondí secamente.

—¿Por qué no lo has cogido? —lo preguntó, aunque la respuesta era evidente. Suspiró y miró a Zayn. —Déjanos a solas. —dijo. Espera, ¿se lo ordenó?

—Mejor me voy. —murmuró Zayn en voz baja.

—No. —negué yo agarrándolo del brazo para que no se levantara. Me levanté yo y me coloqué delante de mi padre. —El único que tiene que irse aquí eres tú, y no tienes ningún derecho a ordenarle nada. —dije seriamente.

—Cariño, quiero hablar contigo. —dijo más suavemente.

—¿Hablar? —reí con cierta ironía. —¿Y crees que esta es la forma, papá?

—No. —suspiró y miró a Zayn. —Lo siento. —dijo, y Zayn asintió con la cabeza y bajó la mirada. —Y siento mucho lo que hice, pero necesitaba ese papel firmado, y a Louis le gustabas mucho.

—Ya, y me vendiste por un papel. —dije, y él abrió la boca para hablar, pero al ver que no tenía nada la cerró.

—Lo siento. —suspiró. —Es lo único que puedo decirte... —miró a Zayn, quien estaba incómodo, sentado en el sofá. —Y a ti también te debo una disculpa... Lo siento mucho, Zayn.

—Yo... Señor, no...

—Llámame Harry, hijo. —lo interrumpió rápidamente.

—Está bien, Harry. —dijo, un tanto incómodo y sonrojado.

Bueno, ¿y ahora qué? No podía seguir enfadada con él para siempre. Y al menos ha dejado su orgullo de lado para venir a disculparse.

—Está bien, papá. —dije yo seria.

—¿Estoy perdonado entonces? —preguntó. Suspiré. 

—Sí. Pero con una condición. —añadí.

—¿Qué condición?

—No más cenas, ni comidas, ni fiestas, ni nada relacionado con tu trabajo durante un mes. —dije.

—Una semana. —regateó.

—Dos meses o nada. —dije, y se mordió los labios.

—Hecho. —añadió a regañadientes. Alargué la mano y la sacudió. —Estoy orgulloso de ti, Willa. —sonrió, y yo le sonreí de vuelta. —Tal vez si no quieres ser modelo, puedas ser empresaria. —dijo. Sonreí. 

—Prefiero mi vida como está ahora.

—Sin hacer nada, ¿no?

—Exacto. —sonreí.

—¿Y tú a qué te dedicas, Zayn? —le preguntó amablemente.

—Estudio. —respondió. —Hum... Pero hace unos días que no voy. —dijo, con algo de preocupación.

—¿Habéis estado juntos, no? —asentí con la cabeza y me senté junto a Zayn de nuevo. Mi padre me sonrió. —Realmente me alegra de que hayas encontrado por fin a alguien, Willa. —Y Zayn parece un buen chico. —añadió mirándolo, y logrando que Zayn sonriera levemente. —Bueno, chicos, me tengo que ir. —dijo. Se acercó a mí y plantó un beso en mi mejilla. Zayn se levantó y le ofreció la mano, se la estrechó y le sonrió. —Espero que algún día vengáis a cenar a casa. —dijo, y le sonreí.

BDSM | Zayn MalikDonde viven las historias. Descúbrelo ahora