Capítulo 14

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Lucien

No podía permitir dejar sola a Arien durante tanto tiempo. No sabía si a ella le pasaba lo mismo que a mí, pero desde que volví con Jurian y Vassa solo la podía echar de menos. Por eso volví unos días después de la visita que me hizo Rhysand.

Volví a la casa de la ciudad y escuché la vida viniendo del salón. Algunas risas discretas, movimiento... Dejé mi capa en la percha de la entrada y pasé al interior. Cassian me vio primero y esbozó una enorme sonrisa al verme, lo que no me esperaba en absoluto.

—Estaba contando el nuevo fragmento que me dio Arien en exclusiva.

—¿Te contó algo más? —pregunté y miré alrededor—. ¿Dónde está?

—Es verdad, ¿a dónde ha ido? —le preguntó Cassian a Rhysand.

El Alto Lord no dijo nada y bebió de su copa de vino tranquilamente. Feyre respondió por él torciendo un poco el gesto.

—Está en la sala de baile... con Nesta.

—¿Nesta? —preguntamos Cassian y yo a la vez.

Hasta las sombras de Azriel al lado de la chimenea se sorprendieron al escucharlo.

—En el último paseo nos la encontramos en una taberna y ella mismo le propuso bailar con ella. No sé si lo sabíais, pero a Nesta se le da muy bien bailar.

—¿Y ahora está con Arien? —inquirí con total incredulidad.

Un sentimiento de sobreprotección proveniente del lazo se apoderó de mí. Sabía que Nesta me odiaba y no me gustaba la idea de que en ese momento estuviera muy cerca de Arien. Es más, prefería que estuviera alejada de ella como ella intentaba que yo lo estuviera de Elain.

Sin pensármelo dos veces, mi oído fae buscó la música dentro de la casa. El pasillo que estaba detrás de las escaleras traía risas y acordes extraños que nunca había escuchado nunca. La puerta estaba medio abierta y la música se escapaba de allí. Detrás escuché unos pasos y vi a Cassian detrás de mí. Ambos intercambiamos una mirada, pero no dijimos nada.

Allí vi a Nesta y a Arien pasándoselo en gran al ritmo de la música. Era una música extraña, con algo de electricidad en ella. Ambas pegaban sus cuerpos y se contoneaban al ritmo de la música antes de separarse y reírse, antes de cantar. Y al escuchar la voz de Arien solo pude mirarla a ella.

Solo pude ver su cuerpo moviéndose al ritmo de la música, con algunos gestos rápidos, otros más lentos. Con sus manos acariciando el aire, deseando que me acariciaran a mí. Así de crudo fue mi pensamiento, cuando nunca había pensado en ella de esa forma... al menos que yo recordara. Su cabello ondulaba en el aire como el fuego, oscilando entre los colores dorados y rojizos.

El lazo tiró de mí hacia ella, pero me mantuve quito allí, junto a Cassian. Hasta que un bello recuerdo me llevó hasta ella. También bailaba, parecía un poco más joven que ahora y no se movía con tanta brusquedad. Sus brazos ondeaban sobre el aire, sus caderas se movían en círculos y sus ojos estaban llenos de provocación cuando me miraron directamente. Un velo de color blanco, como la ropa que llevaba, cubría la mitad de su rostro.

—¡Arien! —exclamó alguien detrás de mí y volví a la realidad.

Arien dejó de bailar y se giró rápidamente hacia la puerta. Abrió mucho los ojos, por la sorpresa. Su alarma fue visible en su rostro, pero yo no podía moverme, no podía dejar de mirarla. Nesta se acercó y pasó una mano por delante de mis ojos. Quería reaccionar, pero Arien era lo único en lo que pensaba.

La Otra Compañera// ACOTARDonde viven las historias. Descúbrelo ahora