Anhelos

Una historia sin final

POV JULIANA

Que irónica es la vida, en este lugar fue donde inició todo hace ochocientos cincuenta y tres días, y después de tanto, aquí será donde terminemos una historia de amor sin final feliz.

Duele más de lo que yo quiero admitir, porque la amo, mi amor por ella no ha mermado ni siquiera un poco, duele saber que el sentimiento que creímos que era mas fuerte que cualquier adversidad, resultó ser como un pedazo de cristal que había terminado por romperse.

Quisiera regresar el tiempo y ayudar a mi yo de hace dos años, decirle que no se enamore, que ella es un sueño inalcanzable, que Valentina es más de lo que puede tener, quisiera decirle muchas cosas pero no puedo, no hay ningún poder que me haga retroceder el tiempo, ahora solo queda enfrentar la realidad, es por eso que estoy aquí frente a esta puerta que la resguarda de mi presencia, a punto de terminar lo que nunca debió iniciar.

Tengo miedo que nuestros ojos se encuentren, y que ella pueda ver a través de ellos que sigue siendo mi mayor debilidad; que a pesar de todo, mi corazón y mis pensamientos aún le pertenecen. Soy demasiado transparente para mentirle y no quiero hacerlo, pero tampoco estoy dispuesta a que sepa que aún tiene poder sobre mi, lo único que busco es que nos perdonemos, después de todo lo que vivimos juntas nos lo debemos.

Si de algo estoy segura, es que en nuestro cuento no hay culpables ni víctimas, solo dos mujeres que no supieron cómo amar y que terminaron siendo las antagonistas de su propia historia.

Quiero que ella sea feliz, pero yo también quiero serlo y ni una podrá hasta que concluyamos esta parte de nuestra vida.

Mentiría si digo que no deseo que las cosas hubieran sido diferentes, que ella hubiera sido valiente, que yo hubiera sido un poco más firme en cuanto a nuestra relación, pero ya es demasiado tarde para los hubiera, nada puede cambiar todo el daño que nos hemos hecho, ni borrar las palabras hirientes que hemos dicho. Solo espero que ella este dispuesta a cerrar este ciclo de la manera más cordial, ya no quiero peleas, solo busco paz con la mujer que más he amado.

El primer paso lo he decidido dar yo, me cuesta un poco, por eso llevo más de diez minutos parada delante de esta puerta, mismo tiempo que llevo escuchando los pasos de Val, al parecer no soy la única nerviosa, tal vez ella no sabía como negarse a mi petición de vernos, y ahora tiene que estar buscando la forma de correrme de manera sutil.

Si es así, debo de darme prisa antes de que ella se arrepienta, estoy segura que no habrá otro día en el que yo tenga el suficiente valor para presentarme en su departamento.

Llevo mis nudillos a su puerta y toco muy despacio, el caminar detrás de la puerta cesan de golpe, pero segundos después vuelven a escucharse mucho más cerca, hasta saber que ahora esta parada detrás de esa madera de cedro bien pulida.

Veo la manija girarse y mi corazón se acelera, y sin prepararme lo suficiente ella aparece frente a mí luciendo tan hermosa como siempre. Sus ojos azules son como mirar en el agua el reflejo del cielo, un cielo despejado que te invita a seguir observando, su cabello un poco despeinado la hace ver más relajada de lo normal y me gusta que se vea tan serena.

Aparto mis ojos de ella consciente que la he estado mirando demasiado, pero al parecer no soy la única, ella me observa fijamente, y eso aumenta mi nerviosismo.

- Hola - Dijo en un susurro.

Una sonrisa formándose en su delicado rostro me obliga hacer lo mismo de manera genuina, se siente familiar esta escena, como si nunca nos hubiéramos hecho daño, como si el tiempo no hubiera pasado entre las dos.