Dulce recuerdo

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Maratón 1/3

El olor de café recién hecho, inundó la habitación donde yacía dormida. No pasó mucho tiempo cuando sus ojos quisieron abrirse, pero la pesadez que la invadía se lo impidió. 

Cuando al fin logró hacerlo, se sentó de golpe llevando su espalda al respaldo de aquella cama. Esta apresurada acción, la hizo soltar un gruñido por el dolor que le causó en la cabeza el movimiento tan brusco.

Llevó sus nudillos a sus ojos para aclarar un poco su visión, estaba confundida, no reconocía el lugar por más que trataba de mirar con atención.  

Decidió dejar de analizar el sitio y deslizarse nuevamente debajo de las sábanas, con la esperanza que el dolor de cabeza desapareciera con el solo hecho de dejar de pensar, aun sabiendo que era imposible que eso sucediera.  

Volvió a cerrar los ojos y sin buscarlo, fragmentos de la noche anterior le llegaron a su memoria. El golpe a la realidad había llegado.

El pánico comenzó a invadirla, había muchas lagunas en sus recuerdos y ella estaba urgida por recordar todo, necesitaba saber si había hecho algo indebido, arruinando así, el cumpleaños de la modelo.  

Salió rápidamente de la cama, tomó sus pocas pertenencias que se encontraban en el buró, no sin antes echarse una mirada en el espejo que tenía frente a ella.

Acomodó un poco su cabello que en ese momento se encontraba rebelde y alisó con las manos la prenda que vestía, tratando de eliminar las arrugas que tenía por haber dormido con ella.

Valentina no era muy creyente; sin embargo, en ese momento comenzó a pedirle a ese ser supremo que le ayudara para que, al abrir la puerta de la habitación, el área para huir estuviera despejada.

Con esa esperanza, dirigió sus pasos hacia el exterior, pero cuando estaba a punto de girar la manija de la puerta principal para poder salir y desaparecer, una voz detrás de ella resonó. 

-Buenos días, para ti. ¿Qué tal la resaca? – Preguntó la chica con esa amabilidad que tanto la caracterizaba. 

-Buen día Vera, estoy bien. Gracias por peguntar. – 

-Es bueno escuchar eso, tomando en cuenta como terminaron ayer, Emily y tú – Sonrió de manera tímida, esperando que Valentina se relajara. - Tengo café recién hecho en la cocina, tal vez quieras beber un poco antes de irte – Sugirió la modelo. 

- Gracias Vera, pero lo mejor será que me vaya, no quiero seguir incomodándote ni a ti ni a Juliana– 

-No digas tonterías, no me incomodas en lo absoluto y estoy segura que jamás incomodarías a Juli, así que vamos, debes necesitar ese café con urgencia. –  Vera no estaba equivocada, Valentina necesitaba de esa taza para poder soportar, aunque sea un poco, ese dolor punzante en la cabeza que no la dejaba tranquila. 

-Está bien, te lo acepto. Gracias – Respondió, y por primera vez le dio una sonrisa sincera a aquella chica que en más de una ocasión pensó, le estaba quitando al amor de su vida.  

La modelo se encaminó con paso decidido al interior de la cocina, y con una rapidez, tomó una taza que se encontraba sobre la encimera y la llevó cerca de la cafetera para servir el líquido negro que aún estaba humeante. 

Después de unos segundos, se lo acercó a la actriz que se encontraba sentada frente a ella. 

-Gracias – Fue lo único que dijo la ojiazul. 

Vera tomó su taza de porcelana y comenzó a caminar hasta quedar a lado de Valentina, jaló una de las sillas y se sentó en silencio, disfrutando de su bebida. 

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