Capítulo 21

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Seguía parada frente al idiota del auto que casi me atropellaba. Tenía lindos ojos, debía admitir. De hecho, no era feo, pero si muy mayor para mi. Su rostro era angelicalmente sexy. Con un poco de sigilo, retrocedí algunos metros. Debía volver a casa. El desconocido no me despegaba la vista.

De pronto, una de sus manos me tomó por sorpresa, sostuvo mi cara con ambas manos y me besó. ¿Qué mierda?

No podía respirar, el hundía su boca en la mía y no podía alejarlo. Me tenía aprisionada. Con fuerza traté de alejarlo, pero sus fuertes brazos me lo impedían. Finalmente, luego de lo que parecieron horas, me soltó. Tenía los labios rojos e hinchados. Enojada, le solté una bofetada que sonó por toda la avenida. La mejilla que mi mano había golpeado, estaba roja.

Esperaba que el chico me dijera algo ofensivo por el semejante golpe que le había dado, pero nada de eso pasó. De otro modo, el desconocido me pidió, de nueva cuenta, miles de disculpas y me explicó que lo había hecho por que por la avenida, su ex novia había pasado. No sabía si creerle o no. Realmente parecía arrepentido conmigo y buscaba con la mirada a su ex pareja. Todavía seguía molesta después de toda la explicación que el anónimo me había dado.

—¿Cómo te llamas? —me atreví a preguntar.

—Joe Stanford. ¿Tú.. ?

—Keyla Hamlin.

Ambos estrechamos nuestras manos en motivo de tregua y él propuso salir algún otro día luego de pasarnos nuestros números telefónicos. Cuando se fue, me quedé como una boba mirando su auto y al desaparecer entre calles, seguí con mi pasado recorrido.

A la entrada de casa, escuché algunas risas. Extrañada, entré. Para mi sorpresa, eran Marina y mi madre platicando cómodamente en la sala.

Fruncí el ceño, no entendía que pasaba y tampoco el porqué de la visita de Marina. Por un momento pasó por mi mente, la estúpida idea de que todo se tratara de alguna mala noticia, pero luego recordé que si estuviera en lo correcto, probablemente nadie estaría riendo.

Marina me miró con una sonrisa enorme y corrió a abrazarme. Increíblemente, había formado una gran amistad con ella, de hecho, me parecía una persona muy carismática y simpática para haber pasado por muchos malos momentos.

Con rapidez, saludé a mi madre quien seguía sentada en el sofá. Luego de esto, Marina me tomó por el brazo y me llevó al jardín con mucha euforia.

Al llegar a nuestro destino, ambas nos sentamos en una banca.

La cara de Marina había cambiado de un momento a otro. Ahora parecía sería y preocupada.

—Key..  Sabes que te estimo mucho y te considero una persona.. Increíblemente fuerte.

Yo solo la miraba, todavía no comprendía a que se debia todo este discurso. Los ojos de Marina atacaban a los míos.

—.. De hecho, quiero hablar contigo sobre.. Sobre la boda de Gale.

Con tan solo recordar a Gale y su futura boda, me hacían contener la respiración. Simplemente me negaba a que ese momento llegara, pero desgraciadamente, para esa esperada fecha, faltaban únicamente 4 días. Mi garganta se hizo un nudo y me costaba tratar de pronunciar alguna palabra.

—Marina..yo..

—Calla—escupió —deberás oírme aunque no lo desees.

Sorprendida por el tono que comenzaba a aplicar conmigo, me removí en mi lugar un tanto incómoda. Sabía que Marina era muy obstinada y que no se iría de aquí sin que yo la hubiese oído.

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