Capítulo 22

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No podía creer que Gale estuviera frente a mi. Sus labios estaban entre abiertos y no podía dejar de mirarlos. Debía dejar de verlos antes de que se diera cuenta, pero ya era muy tarde.

—¿Podemos hablar? —preguntó.

Yo asentí torpemente y le indiqué que entrara a casa.

El obedeció y finalmente ambos entramos.

Sentía un poco de nervios pero traté de ocultarlo. Gale y yo salimos al jardín y nos sentamos en las sillas que lo adornaban.

Ya una vez sentados frente a frente, bajo la luz de la luna, no podía evitar pensar en todo lo que habíamos pasado en estos últimos meses, era tan poco tiempo.

Sus ojos penetraron a los míos. Su gesto era de agobio y cansancio, claramente, estaba harto de la misma mierda.

La miel en el tono de su iris me desconcentraba, tenía la inquietud de descifrar lo que ocultaban sus hermosos ojos.

Desvíe mi mirada en un intento por evadir sus hermosos y comunicativos ojos.

—Key.. —Gale tomó mi mano. —Ayúdame.

¿Qué?

Sus palabras me desconcertaron hasta un límite mayor. No podía descifrar lo que había dicho, no venía al caso...¿O sí?

—¿Porqué me pides eso?

—Porque ya no puedo más. No creo volver a verte después de mi boda y eso me esta matando.

—Me podrás ver cuando tu..

—Key—interrumpió — sabes que no es verdad. Wendy hará lo imposible por impedir que te vea después de la boda, además, tengo encima el compromiso de la paternidad.. Yo.. —suspiró — tengo mi vida hecha.

—Sin mi..—balbuceé.

—Sin ti. —afirmó.

Mi mirada se trabó con la de Gale. Sus ojos me pedían algo que hacía mucho no le daba, me exigía contacto, afecto, pero no podía, simplemente no podía defraudarme a mi misma, el se casaría en menos de cuatro días y yo.. Yo seguiría siendo la estúpida Keyla solitaria.

Derramé una lágrima. Maldita sea.

No quería verme débil ante esta situación. Estúpidas hormónas del periodo.

—Bien, hace frio y creo que te hará daño que estés fuera de casa.

Entorné los ojos con una boba sonrisa mientras veía como el amor de mi vida se paraba de la silla de jardín.

Él me tendió su mano para que caminara junto a él. Necesitaba su contacto, de modo que accedí. De nuevo, la electricidad que sentimos hacia unos cuantos meses al rozar nuestras pieles, volvió a hacerse presente.

Chispas corrían dentro de mi cuerpo y un corto circuito se activaba.

Llevaba el nombre de Gale hasta en la sangre.

¿Cómo fue que en tan poco tiempo logré sentir algo tan fuerte como esto?

Mi cabeza daba vueltas. Realmente el solo se había venido a despedir, de una manera muy particular. No es que quisiera que Gale fuese cliché, pero, esperaba que esto nunca pasara. No quería despedirme de el.

Sentí un inesperado calor acogedor. La temperatura en el exterior era muy baja, era por eso que habíamos entrado a casa, a mi cálida casa.

Todo estaba obscuro, la escena me recordaba a aquel día en el que Gale apareció golpeado por la madrugada en mi casa. La curiosidad se apoderó de mi y no la pude contener.

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