Recuerdos©

Capítulo 24

Hola! Hablo informándoles que éste es el penúltimo  capítulo de Recuerdos (primera parte).
Ya tengo lista la portada de la secuela de Recuerdos con el nombre de Recuerdos Oscuros.. Siento que el segundo les va a gustar muchísimo más a pesar de que no estén incluidos varios personajes  que en el primer libro estaban completamente incluidos en la trama como: Kelly ledger, Robert Ross y en momentos Demetria Collins.

Espero y disfruten este capítulo :)

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Hoy, al igual que ayer, me desperté inhalando el olor de la lluvia. Ya no me gusta tanto. A ciencia cierta, es algo sencillamente común y estúpido de alardear.
Con fastidio me levanté de la cama. Oí a alguien tocar la puerta de mi habitación.

—¿Puedo pasar? —media cara de mi madre se asomaba por la puerta.

Asentí en señal de respuesta.

Mi madre estaba enterada de la muerte de Robert. Ayer, cuando llegué del hospital eran las 10pm, mi madre estaba sentada en el sofá de la sala; me había olvidado en llamarle para informarle el estado de Robert. Recuerdo que cuando se lo conté, la impresión no cabía en ella. Robert era un buen tipo, a todos les hacia simpatía. Luego de haber platicado un buen rato con mi madre y desahogandome, subí a mi habitación. Tenía un álbum de nosotros cuando fuimos a California. A mi mente llegaban memorias como cuando la recepcionista le coqueteaba, cuando lo besé, cuando dormimos juntos, cuando me consoló tras saber de la estúpida boda de Gale, cuando se convirtió en alguien muy especial para mi, cuando lo quise.

Una lágrima salió de mis ojos. Mi madre, quien ya había entrado en la habitación me distrajo de mis propios pensamientos.

—Todo estará bien. —pasó su mano por mi mejilla y limpió una de mis lágrimas — te lo prometo.

Volví a asentir en modo de respuesta. Hoy sería la ceremonia fúnebre de Robert.
Debía estar en el cementerio a las 11:00 am.

De un salto, me levanté de la cama en la cual estaba sentada junto con mi madre, y me metí a la ducha.
Luego de salir, me vestí con un vestido de manga larga completamente negro, unas medias negras y tacones corridos de plataforma negros.

Me miré al espejo cuando había terminado de arreglarme.
De esta manera despediria a Robert.
Suspiré.

Tomé un peine y comencé a cepillar mi cabello. Antes de salir de casa, tomé el álbum de fotografías de California y lo guardé en mi bolso.

Encendí el coche y esperé a que mi madre terminara de cerrar la puerta de casa. Finalmente, ambas subimos en el auto y arranqué.

Llegamos justo a tiempo a la ceremonia.
Saqué de mi bolso mis gafas de sol y me las puse. Después de tanto, no quería que nadie me viese llorar de nuevo.

Mi madre y yo nos acercamos a donde toda la familia Ross estaba acumulada. Ambas saludamos a todos con cierto pésame. Gale ya estaba en el cementerio, cargaba a su hija en brazos. La niña, al verme, me sonrió. Supongo que se debía a que me había visto un día antes. Yo le sonreí también, después de todo, ella era solamente una bebé que no tenía la culpa de nada.

Wendy llegó unos pocos minutos después de que mi madre y yo hiciéramos acto de presencia. Lucía como la verdadera Audrey Hepburn, llevaba un vestido negro, un sombrero negro con una cortina de encaje negro también, todo la hacia verse bien.
Su mirada perforó mi alma, no le gustaba que mirara siquiera a su hija. Si, Wendy podía verme a través de nuestras propias gafas.

Algunos minutos después, un cura llegó y, tras oficiar una ceremonia, sugirió unas palabras de despedida. Marina, quizo empezar.

—Todos sabíamos lo importante que eras Robert.—Marina sonrió—.. Jamás te tomamos como menos, siempre fuiste parte de la familia, deberías vernos ahora.—musitó— Todos estamos presentes, los que te queríamos y te seguimos queriendo. Esperamos que tengas una sana eternidad y que finalmente encuentres tu propia paz.