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Kimetsu Gakuen
Aula 1-B

El inicio de las clases fue recibido con algo de nerviosismo de parte de los estudiantes, tan solo el día anterior se había encontrado el cuerpo de una chica del grado superior muerta en la zona de deportes. Las autoridades se habían encargado de retirar el cuerpo y calmar a la mayoría de los representantes, quienes se sentían más ansiosos que sus hijos. Al final del día, se había dictaminado que la chica había saltado desde la azotea alrededor de la medianoche.

Eran circunstancias muy extrañas que lo que hicieron fue reavivar rumores por todo el colegio, algunos afirmaban que habían visto el cuerpo de cerca y que le faltaban trozos de carne en varias partes del cuerpo, además de sus ojos y ambas manos. Otros que la chica había sido poseída por el fantasma de «Lady Ella», el espectro que aparecía en el colegio después de hacer un par de retos. Los rumores iban y venían, algunos eran más creíbles que otros, pero eso a Toujuro no le importo demasiado, su mente solo estaba centrada en como podría ubicar a la mujer del museo. Lo poco que había logrado sacar de Yoshiteru era que la mujer se llamaba «Kujo Ayame» y le había confirmado que, hasta donde él sabía, no era pareja de Sensei. Su atención fue desviada rápidamente, cuando uno de sus compañeros se acercó hasta su pupitre para hablar con él y Sumihiko, sobre ese tema que tanto alborotaba la escuela.

-Mi hermano mayor está trabajando en la comisaría y me dijo que el reporte fue hecho para calmar a la comunidad- su tono orgulloso daba a entender que creía ciegamente en su hermano y que cualquier cosa que hiciera, el chico lo adularia llenando sus propias ínfulas- El verdadero reporte dice que puede tratarse de un caníbal con algún fetiche con los ojos. Aunque también está la hipótesis de que un animal salvaje pudo haber comido el cuerpo de la chica cuando está yacía muerta durante la noche.
Dijeron que hoy harán una autopsia completa-

Sumihiko se estremeció, el tema le estaba quitando el sueño y la próxima clase era la de inglés, necesitaba estar somnoliento para continuar su jornada en paz.

-Podrian dejar de hablar sobre eso. Harán que tenga pesadillas- después de decir aquello le acompañó un enorme bostezo, volviéndose para quedar frente a frente con Rengoku, se dejó caer en la mesita del pupitre del bicolor- Toujuro-kun también estás de acuerdo conmigo, verdad?-

-Es un tema horrible si, tampoco quisiera hablar de ello- le sonrió quedamante desviando nuevamente su mirada a la ventana, desde ahí pudo ver cómo un carro de color negro entraba a la zona de aparcamiento temporal, el auto pronto dejo de estar a la vista cuando se dirigió a la entrada principal.

Al ver que ninguno de los dos compañeros quería prestarle atención, el chico bufo volviéndose en sus talones para salir airado hasta su asiento.

Sumihiko no dijo nada después de eso, aunque se quedó descansando y babeando la mesa del bicolor. Toujuro estaba demasiado concentrado esperando que el automóvil negro volviera a aparecer para irse, que no noto cuando su profesor apareció con aire algo desanimado. Llamando la atención de todos para que ocuparan sus lugares y dejarán el tema de la chica de la azotea de una buena vez. Cómo él ya estaba sentado, no dejo de ver por la ventana por lo que no se dió cuenta que su profesor se encontraba acompañado.

La chica a su lado cargaba el uniforme femenino del colegio, pero a diferencia de la gran mayoría de los presentes, llevaba el feo y caluroso blazer beige, normalmente nadie lo usaba a menos de que fuera invierno. Estando en verano nadie se atrevería a utilizarlo con el enorme calor. La chica parecía etérea como si la temperatura o el clima fueran impedimentos que solo afectaba a gente mundana, su cabello azulado estaba atado en trenzas en su cabeza que daban la forma de una tiara. Muchos notaron que, junto al logo del colegio, tenía el balsón de Wisterias y el de los Ubuyashiki en forma de prendedores dorados. Por su piel pálida y sus rasgos serios y calmados, todos asumieron que se trataba de alguna niña rica. Por su parte, Toujuro no pudo quitarle los ojos de encima, se veía como una versión mucho más joven de la mujer del museo. El profesor dió pie a que la muchacha se presentará, ella asintio y dió un paso al frente.

Corazones en LlamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora