Podía reconocer la voz de Kyojuro con los ojos cerrados, aún si pasaban mil años o incluso la eternidad no creía que sería capaz de olvidarlo. Su voz, su imagen, su cuerpo había quedado grabados como una flama ardiente en su corazón. Reprimió el impulso de salir de su escondite para observar la escena que se estaba desarrollando en la pradera del bosque.
Podía escuchar a ambos pilares hablando de la misión, sobre ESA misión. Marion siempre se arrepentía de haber decidido ese camino, no por el resultado, que fue inesperadamente bueno. Si no por el sacrificio que conllevó a lograrlo. Al sacrificar su propia humanidad y, el precioso y diminuto tiempo que vivió con el último pilar de la llama.
Al notar que todos los demás, incluyendo al demonio, estaban atentos a la escena de la pradera, Marion alzo un poco el cuello para mirar por encima del seto que la cubría. Su corazón palpito descontrolado, al pensar en volver a ver a Kyojuro. Pero su decepción termino por molestarla, al darse cuenta de que las figuras en el bosque eran solo formas o sombras amorfas que repetían un diálogo como cotorras.
En ese momento, una voz desconocida resonó por todo el bosque, como si estuviera hablando a través de un parlante gigante.
«—Cual es tu deseo cazadora?—»
pregunto con una risita.
«— Es a este hombre al que haz estado esperando por más de un siglo? Es tu deseo volver a verlo?—»
Marion observo el cielo tratando de encontrar la presencia del demonio, no era el mismo que había echo estragos en el colegio, podía saberlo por el aroma que desprendia. Alguien más había entrado en el domino. Alguien que tenía la suficiente habilidad para evitar ser detectado, eso era señal de que su poder era más grande y su ser era más viejo que la mayoría con los que se había enfrentado. Entrando en pánico, se volvió hacía Toujuro para comprobar si seguía a su lado, el muchacho observaba absorto todo el escenario que ese estaba repitiendo más allá del seto. Suspiro aliviada, se fijó en las sombras que no podía reconocer, las voces eran lo único que los identificaba. Frunció el ceño, seguramente era lo que había pasado al poco tiempo de ella irse con su padre en aquel tiempo. La pregunta era, porque el demonio tenía tales memorias?.
—La mataste!?— la peliazul se estremeció al sentir la voz áspera y amenazante del bicolor. Las sombras se deformaron y el sonido metálico de una katana se escuchó. Alguno de los dos estaba empuñando su arma— Dónde está Marion?—
—Calma tigre, no hay porque pelear por esto— la voz de Uzui se escucho tranquila. La cazadora refunfuño, en esa clase de situación la calma del pilar del sonido era irritante, lo sabía por carne propia— Marion aun está viva... Se ha ido, con Jingoku—
Al volver a escuchar el nombre de su padre la rabia emergió del fondo de su ser. Nunca le había perdonado y no creía ver el día en que lo hiciera. Por su culpa estaba en esa situación, por su egoísmo y su estúpido deseo de seguir viviendo costase lo que le costase. Si no fuera por la sangre de Douma que corría por sus venas, si no fuera por la células malditas de Kibutsuji Muzan, no estaría en esa situación. Hubiera muerto años atrás, su sufrimiento habría acabado con un pestañeo y el dolor de la perdida de Kyojuro se hubiese esfumado como el aire. Tocó su prendedor de gerberas, lo único que había aliviado su dolor eran las dulces palabras del bicolor escritas en tinta junto al precioso regalo que aún conservaba.
Sintió sus ojos arder al recordar su confesión, al decirle que la amaba mientras se despedía del mundo de los vivos. El deseo de ser desintegrada por el sol y arder en el infierno volvieron a brotar en su corazón marchito, la vida sería más sencilla si simplemente se dejaba morir. Apretó el prendedor, regañandose así misma. Le había hecho una promesa a Shinjuro y la había reforzado ante la tumba de los Rengoku en el funeral de Senjuro. Lo juro por el hombre que amaba y por ella misma, que nunca se dejaría acobardar por la vida.
—Marion...— repitió Toujuro poco después. Su voz la hizo alejar los fantasmas del pasado, devolviéndola a la realidad. Ella le miro y él hizo lo mismo, cuando sus miradas se encontraron creyó reconocer las dudas que afloraban en sus ojos. Su ceño se profundizó, sabía que no eran respuestas que ella podría dar con facilidad y menos a alguien que, tan pronto terminara la misión, se olvidaría de ella. La voz volvió a hacer acto de presencia, estaba vez parecía ser más lejana.
«—El momento en tu y yo nos veamos se está acercando. Piensa en lo que te he preguntado y respóndeme cuando estemos frente a frente—»
Una ráfaga de viento comenzó a asotar los árboles y las ramas crujían con ferocidad, levantando la arena del suelo provocando que la gran mayoría levantará sus brazos para cubrir sus ojos de la motas de polvo. El ambiente a su alrededor comenzó a moverse, como si el recuerdo fuera arrastrado junto con la voz hacía un lugar lejano.
«—Es momento de que los demonios volvamos a reinar en la noche, ser temidos otra vez. Cómo lo quiso nuestro Señor Kibutsuji Muzan—»
En un abrir y cerrar de ojos todos los presentes habían vuelto al boulevard de tiendas. La peliazul no se había movido un solo centímetro, pero creyó que en realidad las memorias que había visto eran de aquel demonio desconocido y no las del que estaba cazando.
El grito de la colegiala la hizo volverse para enfrentar al demonio. Al haber sido testigo de todo ese espectáculo se había desecho del encanto de la técnica de sangre. Para su sorpresa, no había sido la persona que ella creía que era, el hombre que había acosado a la mujer en el bosque era la verdadera identidad del demonio. Con el rostro contorsionado por la rabia observo a la fémina, sus cabellos comenzaron a crecer hasta formar una masa negra y su rostro se fue deformando, adoptando su aspecto demoníaco.
—Fue culpa de esta mujer... — La nombrada le miraba horrorizada— si ella no se hubiese topado con esos bastardos en las afuera del pueblo... Ese cabello hubiera sido mío— la silueta femenina del recuerdo se alzo en el aire gracias a los mechones de cabellos que le agarraban del cuello, Marion observo por el rabillo del ojo que Toujuro tenía intenciones de ir a su rescate, por lo que tuvo que tomarlo del cuello del kimono antes de que saliera corriendo directo al peligro.
—Que demonios crees que haces?— le gruño mientras ubicaba a la colegiala con la mirada, estaba demasiado cerca del demonio como para acercarse sigilosamente. Al menos esa bestia aún parecía aturdido con el recuerdo.
—La mujer...— comenzó, tosiendo por el repentino agarre, la peliazul le interrumpió. Marion no quiso que su voz sonara dolorosa, pero había sido inevitable.
—Ella es solo un recuerdo, no existe en realidad. Todo lo que haz visto hasta ahora ya están muertos... Todos, sin ninguna excepción—
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Corazones en Llamas
FanfictionDespués de la derrota de Muzan los tiempos de paz vuelven a Japón, el mundo comienza a olvidar a los demonios y la noche volvió poco a poco a ser segura para los aldeanos. En el Japón moderno, Rengoku Toujuro es un chico muy activo al que le encanta...