Una semana después
Kimetsu GakuenEl instituto había vuelto a la normalidad aquella cosa que Meiko había llamado "Demonio" había sido eliminada. Aún le asombraba que algo como aquello existiera, demonios, cazadores, respiraciones. Pensar que sus antepasados eran tan impresionantes y que habían participado tan activamente en la caza de demonios por generaciones. Solo imaginar a sus padres en ese ambiente le hacía querer negar que algo como eso pudiera ser posible.
Observo por enésima vez el puesto que ocupaba Meiko en el salón, no había aparecido desde entonces. Comenzaba a preocuparse al pensar que Miyami-sensei le había echo algo, después del encuentro en la oficina con aquel universitario, el hombre no había querido acercarse a él y cada vez que intentaba preguntar algo, él se excusaba alegando que algún colega le estaba esperando para una reunión.
Cuando el timbre sonó, Toujuro dió por sentado que la chica no iba a asistir a clases ese día, por lo que volvió su atención a la asignatura que tocaba a esa hora. No le había mencionado nada a Sumihiko ni a Yoshiteru, y ellos no habían vuelto a sacar el tema desde que sucedió lo de el demonio. Creía que ellos sospechaban que algo le pasaba, pero no habían tenido el valor de preguntarle directamente, él tampoco quería que lo hicieran. No sabía que responderles en caso de que lo hicieran. No creía que le gustaba Meiko, era guapa, inteligente y tenía habilidades que superaban incluso las suyas. Verla pelear, con la guarda de fuego se sintió irreal, extraordinario. Cómo si danzará en el aire, iluminada por las ráfagas de fuego a su alrededor. La imagen de ella volvía a aparecer en su cabeza, quemada en su cerebro por siempre. No creía que le gustará, pero sus sentimientos estaban muy cerca de lo que sentía por la mujer del museo.
Sin darse cuenta, Sumihiko se acercó junto a Yoshiteru a su pupitre. Ambos con clara preocupación en sus rostros.
—Toujuro! Se sincero con nosotros- terminaron por acercarse. Suspiro para sus adentros, Sumihiko era su mejor amigo, era imposible que le dejara pasar— Porque haz estado tan deprimido está semana?—
El bicolor levantó la vista del pupitre con suspicacia. Es que no era tan obvia su preocupación?. Sus amigos estaban al tanto de que mantenía un interés por la estudiante transferida.
—Meiko no ha asistido al instituto desde hace una semana— creyó que sincerandose con ellos podría lograr que su desesperación desapareciera— Sin querer descubrí que Miyami-sensei le había estado haciendo la vida imposible y estaba preocupado de que algo le pasará...—
Ambos familiares intercambiaron miradas confusas.
—Es imposible que Miyami-sensei hiciera algo como eso, nunca le ha levantado la voz a ninguno de nosotros— comento Sumihiko algo confuso.
—Si, incluso trata las siestas de Sumihiko con humor. Es el único sensei que he visto hacer eso— admitió Yoshiteru.
Toujuro frunció el ceño, recordando nuevamente toda la discusión entre su profesor y el universitario.
—Lo he visto con mis propios ojos, le ha gritado y empujado. Le ha insultado— apretó los dientes recordando cuando casi la había golpeado en la oficina —Ella solo intentaba proteger el instituto—
—De que estás hablando?— Yoshiteru intervino— Y en primer lugar, quien es Meiko?—
—Es una amiga tuya del Dojo?— pregunto Sumihiko inocentemente.
Toujuro abrió los ojos de par en par al escuchar a sus mejores amigos preguntarles algo como eso, si aquello era una broma no le resultaba nada divertida.
—No estoy de humor para bromas- advirtió con deje molesto— Fuji Meiko, la estudiante transferida— la confusión aún seguía dibujada en el rostro de sus acompañantes— Miyami-sensei le cedió el asiento de Riko por sus problemas de piel...—
Señaló el lugar, y al poco tiempo el chico que había nombrado tomo asiento en el mismo.
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Era imposible. Aquello no podía ser cierto. Había interrogado a todo el salón a ver si le estaban jugando una broma y todos parecían mirarlo como si estuviera loco. Sumihiko y Yoshiteru le seguían de cerca mientras se dirigía hasta la oficina de Miyami, pensaban que la cólera podía hacer que hiciera algo de lo que podría arrepentirse.
Al llegar a la oficina, el bicolor tiro la puerta corrediza. Observo como su profesor se sobresaltaba cuando la puerta retumbó en el marco, al ver que se trataba de Toujuro y compañía se relajo, siguiendo con las correcciones de su examen pasado.
—Meiko... Dónde está?— pregunto sin saludar ni hacer ademán de seguir las cortesías de la sociedad.
Miyami levantó la vista con el ceño fruncido, mirando al joven bicolor para luego desviar su atención a sus dos compañeros a su espalda. Al hacer contacto visual con los chicos, les sonrió.
—De que estás hablando Toujuro? Quien es Meiko?—
Antes de que pudiera añadir alguna otra cosa, el bicolor le interrumpió golpeando su escritorio con ambas manos. Los objetos de poco peso se alzaron en el aire y cayeron estrepitosamente en la base de madera caoba esparciendose por todo lo ancho del escritorio.
—No pierda el tiempo Miyami-sensei. Dónde está?—
El hombre al fin dejo de sonreír sosteniendole la mirada por largo rato. Poco después soltó una carcajada hueca, fingiendo estar divertido por toda aquella confusión. Su carcajada solo alivio los ánimos de aquellos que desconocían el tema.
—Sumihiko, Yoshiteru... Vayan a sus clases. Toujuro y yo tenemos que hablar— el bicolor se tenso al pensar que podría estar a solas con ese hombre. Había sido testigo de que era violento, pero eso no debía de acobardarlo. No sería tan tonto como para alzar su mano a alguien como él, alguien que fácilmente puede devolver las jugadas.
Sus amigos intercambiaron miradas y decidieron hacer caso a la orden de su profesor, dejando al bicolor al fin a solas. El hombre se levantó lentamente de su asiento, paseando por el espacio de su oficina. En ningún momento Toujuro le quitó la mirada de encima.
—Con que su técnica maldita no funcionó contigo— dijo tranquilamente, aunque por la comisura de sus labios se podía saber que esa información le divertía— Supongo que incluso un engendro como ese tiene sus debilidades—
—No vuelva a referirse a ella de esa manera. Dígame dónde está o iré a la dirección a confesar lo que he visto— Amenazó el descendiente de Senjuro.
Aquello le quitó la media sonrisa a su profesor. Este se volvió con el rostro enrojecido hacía él.
—No te atrevas a amenazarme Toujuro. Es una lastima que tus recuerdos aún sigan intactos, pero tal vez es obra del destino que así sea— suspiro pasando una mano por su cabello, tratando de tranquilizar su mal humor. Con pasos decididos se acercó hasta el joven y lo sostuvo de los hombros, apretandolos para evitar que escapara— Tienes la dicha de saber que existen demonios ocultos en este mundo. Seres que no deberían de existir y que deben ser exterminados... Haz vivido de cerca el peligro Toujuro, los demonios son el enemigo—
El bicolor retrocedió ante el tono insistente de su profesor, pero este no le permitió moverse ni zafarse del agarre.
—Meiko nos protegió de Lady Ella, acabo con el demonio por nuestro bien— defendió, ella se había encargado de todo por si misma, le había protegido y había salvado una vida en el proceso —No merece que la trate así. Dónde está?—
El hombre bufó.
—Defender? A nosotros? Ella es parte de esos engendros. Es un demonio también— Al ver el rostro sorprendido de su estudiante, Miyami comenzó a reírse ante esa reacción— No lo percibiste? Tan concentrado estabas en sus faldas que no te diste cuenta de su naturaleza? — ante esa acusación el chico se sonrojo, no veía a la muchacha con esa clase de ojos. Si se había dado cuenta de que sus habilidades no eran normales, pero ella misma le había dicho que existía una manera de sobrepasar los límites del cuerpo, aunque él ni su padre había logrado hacer tal cosa. Aprovechando su inestabilidad, el hombre decidió soltar toda la verdad— Su verdadero nombre es Kujo Marion, un demonio que se ancló a la familia Fuji como un tumor. Un demonio con más de 100 años de edad—
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Corazones en Llamas
FanfictionDespués de la derrota de Muzan los tiempos de paz vuelven a Japón, el mundo comienza a olvidar a los demonios y la noche volvió poco a poco a ser segura para los aldeanos. En el Japón moderno, Rengoku Toujuro es un chico muy activo al que le encanta...