Gaia
Una vez cuelgo la llamada dirijo una mala mirada a mis amigas quienes se encogen de hombros. –Debías agradecer al hombre, se tenía que decir y se dijo. –Me río al escuchar a Afra, ese meme le hizo mucho daño estuvo varios meses mandando el sticker, hasta que decidió que se estaba pasando y dejó de mandarlo. –Sois muy malas, si puede ser que le tendría que agradecer, pero no por llamada, es vergonzoso. –Agnes me mira como si estuviera loca. –Gaia de todo lo que tú y ese hombre habéis hablado por teléfono, eso es lo menos vergonzoso mujer, tienes que ordenar tus prioridades amiga.-Río sabiendo que tiene razón y le tiro uno de los cojines del sofá, luego suspiro y las miro. –Ahora que haremos... tengo hasta después de comer para estar con vosotras, luego iré... iré al cementerio, debo cambiarle las flores a mis padres y visitarlos, hace ya unas semanas que no voy y me siento algo culpable.
Ellas me cogen de las manos y me dan un apoyo silencioso, mi móvil vibra en el sofá y lo cojo para ver un mensaje de Alex, es mi mejor amigo de la infancia, me dice de quedar, y le digo que a la tarde sobre las seis y media acuda a la puerta del cementerio y que no traiga coche que iremos en el mío.
Después de comer decido ir a casa a darme primero una ducha y ordenar mi correo, ya que hasta las cinco no abren la floristería, una vez pasado el tiempo salgo de casa y conduzco hasta la floristería, al llegar entro y digo que necesito dos ramos de rosas unas blancas y las otras rojas, me dice que en veinte minutos lo tendrá, me siento en una de las sillas que hay y me entretengo con el móvil, me meto en WhatsApp y sonrío de lado al ver el chat de Mr. Desconocido, le cambio el nombre por Nathan y abro el chat.
-Hola señor...
-Hola señorita, ¿cómo estás?
-Bien señor, ahora estoy esperando a que me den unas cosas e iré al cementerio a ver a mis padres...
-Lo lamento preciosa, ¿Quieres que te acompañe?
-No, no te preocupes, no estare por mucho tiempo, luego me iré a tomar algo.
-Me parece bien, entonces nos vemos mañana señorita.
-Sí señor...
Salgo del chat y miro al dependiente y este señala los dos ramos, me levanto y me dice el precio, le pago y los cojo con cuidado, en el coche los pongo en el asiento de al lado y conduzco hacia el cementerio, por el camino intento estar concentrada en la carretera, al llegar bajo cogiendo los dos ramos y camino hacia el interior de este, no hay nadie por aquí y es algo que en cierta parte me alivia, al llegar a la tumba de mis padre, suspiro y quito los viejos ramos limpiando el lugar y luego le pongo los nuevos, miro sus lápidas, Aarón y Ainhoa, esos eran sus nombres, acaricio sus nombres y una lagrima cae de mi ojo seguida de varias más, me mantengo en silencio dejando que el aire choque contra mi cara, y luego me limpio las lágrimas, quizás la gente se piense que estoy loca por hablarle a las tumbas de mis padres pero es una de las maneras que encuentro para desahogarme.
-Hola mama, papa, sé qué hace un tiempo que no vengo por aquí, pero estuve muy liada con el trabajo, y de hecho me va bastante bien, sigo sin conocer a nadie pero no me es un problema, ahora mismo no me siento preparada para estar en una relación, aunque si llegase alguien que me gustara de verdad quizás no me negaría, y solo quizás lo único que necesito es tener compañía, la compañía de alguien que pueda quererme y cuidarme.
Suspiro y miro de nuevo sus tumbas, cierro los ojos sintiéndolos en mi corazón, un nudo se pone en mi garganta cuando las ganas de llorar se incrementan, abro los ojos y decido que es momento de irme, me pongo de pie y limpio mis pantalones, miro de nuevo las lapidas.
-Prometo no tardar de nuevo en venir a veros.
Comienzo a alejarme del lugar pero freno en seco cuando a lo lejos veo un pequeñito bulto, me acerco lentamente, y contra más cerca estoy escucho sonidos, como quejidos, veo una manta y me agacho, quito la mano con suavidad y veo un cría de perro y podría decir que ha nacido entre hoy o ayer, miro a todos los lados, quien puede ser tan desalmado de dejar a un pobre ser vivo abandonado, cojo la manta y al cachorro con cuidado y salgo del cementerio, en el coche apoyado esta Alex y me acerco a él, mira curioso el bulto que traigo encima, y le doy una sonrisa floja.
-Me encontré esto allá adentro, es una cría de perro y bueno ya me conoces, no pude dejarlo allí solo, me lo voy a llevar. –El me mira con sorna. –Que pasa Gaia ¿No tienes suficiente con tu hermosa serpiente? –Niego mirándole. –Las serpientes son bastantes independientes, y bueno quizás necesito que me den amor y un cachorro es perfecto. –Me encojo de hombros y meto al pequeño cachorro en la parte de atrás con cuidado y lo rodeo de cosas para que no se caiga, luego Alex y yo subimos al coche y le miro. –Antes de ir a tomar algo pasaré por mi casa y lo dejaré allí pero primero también debemos ir a comprar unas cosas ¿No te importa verdad? –El niega y sonrio, arranco el coche y conduzco hasta una tienda de mascotas, compro un pequeño biberón, y algunas cosas más para el cachorro, luego vamos a casa y dejo encima de mi cama al pequeño y con algo de calor, mi amigo se sienta en el sofá y le preparo un pequeño biberón al cachorro, cuando se lo acerco se agarra de él y bebe con ansias, cuando se lo termina lo tapo un poquito y nos vamos, decidimos ir al bar de la esquina de mi calle.
Una vez pedimos nos sentamos en una de las mesas y hablamos de cosas triviales. –Alex sabes que eso no es así, tú me amas con locura. –Mi amigo se ríe y burla de mi para luego darme un beso en mi mejilla, mi mirada recorre el bar y me paralizo cuando en la entrada veo a Nathan mirando hacia donde estamos nosotros alejo un poco a Alex de mi pero lo veo, veo cuando me sonríe con malicia y trago saliva con fuerza....Santo dios lo que me espera.
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Bueno aquí tenéis el capitulo 1/3 del maratón, no olvidéis votar y comentar para que la historia crezca
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Mi mundo de color negro (+18)
RomanceGaia ha tenido muchos obstáculos en lo que lleva de años, tras la trágica muerte de sus padres Gaia tiene que salir adelante y estudiar un carrera para ganar dinero, transcurridos 5 años pudo empezar a trabajar de lo que ella siempre soñó, empezó a...