11.

161 18 0
                                    

Luego de unos minutos nos separamos, yo me encuentro un poco mejor, los temblores siguen pero ya no son tan fuertes, son algo débiles.

-Cuando era pequeño mi madre enfermó, no se podía valer por sí misma, tuvo un derrame cerebral que le dejo la parte derecha inmóvil, mi padre.... En ese entonces era un hijo de puta, el dinero que ganaba lo gastaba en alcohol, drogas y en cualquier otra mierda. –Le miro ligeramente sorprendida por estar contándome algo tan íntimo como esto. –Yo me esforzaba por ganarme su cariño, pero él siempre me rechazó, no sabía que era lo que hacía mal para que no me quisiera, dos años después mi madre comenzó a mejorar, a día de hoy ya es una mujer que puede hacer lo que hacía antes de lo que le ocurrió, mi padre fue mejorando con los años, pero los años que tardó en ver que realmente lo que hacía era para tener una aprobación de su parte hizo que yo perdiera el cariño que le tenía a él, le quiero pero creo que si desde un principio se hubiese comportado como debió ser a día de hoy nuestra relación sería mucho mejor de la que es ahora.

El me mira una vez acaba de hablar, y apoyo mi mano sobre la suya dándole un leve consuelo.

-Debe ser una mierda tener un padre y que te trate de esa forma. –Mi voz suena ronca cuando hablo, por todo lo llorado. –Ningún niño merece eso, pero me alegro de que cambiara su forma de ser, aunque haya sido tarde, ¿Tienes hermanos? –El niega y asiento en comprensión, a mí no me dio tiempo a tenerlo.

Suspiro y apoyo de nuevo mi cabeza en su hombro, estamos así por unos minutos hasta que él se aclara la garganta. –Vamos... me he cansado de esperar, lo de mañana lo haremos hoy. –Juro que si en este momento estuviese comiendo o bebiendo ya me hubiera atragantado. -¿Qué? –Él se ríe y se levanta arrastrándome con él, caminamos hacía el coche y entonces una alarma se activa en mi cabeza. –Espera... debo estar en casa, yo hoy me encontré a un cachorro abandonado y dentro de poco le toca su toma. –El bufa pero luego rasca su barbilla pensando en algo. –Está bien, iremos a tu casa, pero deberemos pasar antes por mi casa debo coger algunas cosas.

Me tenso ante lo mencionado, ¿cogerá cosas para castigarme por lo de esta tarde? No me da tiempo para pensarlo, subimos al coche y pone algo de música, en el camino intento sacar cualquier conjetura de mi cabeza, llegamos a lo que es su casa, es grande y parece amplia, está mucho mejor que la mía, me mira esperando. -¿Vienes o me esperas aquí? –Lo pienso realmente y desabrocho el cinturón, bajo del coche y camino junto al hasta la puerta, cuando la abre se escuchan unos ladridos y veo a un hermoso husky aparecer por lo que parece el salón, me tenso y me oculto detrás de Nathan y este se ríe. –No muerde Gaia, te presento a Koda. –Me asomo levemente, el perro mueve la cola frenéticamente  mientras nos mira a mí y a su dueño, me atrevo a estirar mi mano y dejar que me huela, que me conozca, no puedes pretender hacerte amigo de un animal sin dejar que te conozca, porque si tienes esas intenciones lo más seguro es que se ponga a la defensiva y aparte te ataque.

Cuando el perro se acostumbra a mi presencia entramos en la casa y Nathan me hace esperar en el salón junto a su mascota, le acaricio suavemente haciéndole saber que solo pretendo ser su amiga y no su enemiga, escucho los pasos en el piso de arriba, y luego como baja por las escaleras, lleva una bolsa negra en las manos, y se nota que hay algunas cosas en ella, mis ojos no se despegan de la bolsa y Nathan se ríe. –Tranquila, no son cosas para asesinar a alguien, esas las tengo en otro sitio. –Abro los ojos como platos y empieza a carcajearse, le miro con enfado. –Es broma Gaia, ¿acaso tengo pinta de asesino? –Hago una mueca y me mira serio. –Oye eso es ofensivo señorita, venga vamos, adiós Koda.

Me levanto del sofá y me despido del perro, subimos de nuevo al coche y conduce hasta mi casa, trago saliva, porque antes esperó afuera, pero ahora va a entrar, y por una parte existe un miedo dentro de mí porque le estoy dando algo de poder sobre mí, aunque tampoco sería algo justo que habiéndome dejado el entrar en su casa yo no lo hiciese, bajamos y él se asegura de coger la bolsa antes de cerrar el coche, caminamos hasta la entrada, abro la puerta y dejo que pase, enciendo las luces y el observa la casa con detenimiento, detallándola para luego sonreír y mirarme. –Es acogedora, me la esperaba de otra forma, dime preciosa, en que partes de la casa te estuviste tocando mientras hacíamos las llamadas.

Me sonrojo como un tomate al escucharle y niego levemente, se dirige hacia una habitación y río haciendo que se detenga. –Yo que tu no entraría ahí, básicamente es el hogar de mi serpiente. –Me mira como si me hubiese vuelto loca y me encojo de hombros. –No es ninguna broma, tú tienes de mascota un perro, a mí en un principio me pareció aburrido y decidí tener una serpiente, se llama Nagini, y si muy de Harry Potter pero en ese momento no me apetecía ponerme a pensar en nombres. –Niega divertido. – ¿Dónde está tu habitación? –Señalo la puerta de mi habitación y asiente. –Ahora te alcanzo debo preparar el biberón del cachorro. –Asiente y se mete en la habitación, me tomo un poco de tiempo para hacerlo, no solo para hacerlo bien, si no también por que sea lo que sea que vaya a pasar allí dentro seguramente sea mucho más de lo que fue la primera vez, pero aunque parezca extraño eso de alguna forma me tranquiliza, quiero decir, se trata de ceder el control a la otra persona y quizás sea lo que yo necesito ahora mismo, una vez termino de hacerlo lo cojo y camino hacia la habitación.

Cuando entro, lo encuentro observando algunas de las fotos que están en un corcho en la pared, se gira y sonriendo. –Ya de pequeña eras hermosa. –Sonrio y dejo el biberón en la mesita. –Gracias. –Cojo al cachorro y lo acomodo, él se acerca observándolo. –Es un pastor alemán, es muy bonito, ¿cómo se llama? –Me encojo de hombros. –Realmente aun no le puse nombre, no se me viene a la mente ninguno. –El acaricia la cabeza del cachorro mientras este bebe. –Thor... se ve fuerte. –Quiero reír pero sin embargo asiento. –Se llamará Thor entonces. –Sonríe y cuando acabo de darle la leche lo envuelvo en la manta y llevo el biberón al fregadero, al volver su sonrisa ya no es la amigable no... su sonrisa es como la de un lobo a punto de saltar sobre su presa, cierro la puerta y se acerca mí, se pone detrás de mí y pone su mano en mi cintura, su tacto hace que mi piel se erice hace a un lado mi piel y besa mi cuello, cierro los ojos disfrutando de esto, me da la vuelta y comienza desvestirme, con suma calma, mis ojos no le pierden vista y el está demasiado perdido en mi piel, cuando a estoy desnuda sus manos se dirigen a mis tetas, las acaricia y juega con mis pezones pellizcándolos y acariciándolos, me mira y presiona sus labios contra los míos sigo su beso sin ningún problema su lengua busca la mía y empieza un juego entre ellas, cuando el aire empieza a irse de nuestros pulmones nos separamos. –Arrodíllate Gaia. –Su voz es ronca y sus ojos azules están ligeramente más oscuros, me arrodillo  y mantengo mis ojos en el suelo, el camina y escucho como abre la bolsa, se escucha algunas cosas pero no me giro para ver que es, aunque la curiosidad pica en mí, mis ojos son tapados, y relamo mis labios sintiéndolos secos siento algo frio rodeando mis muñecas y sé que me puso unas esposas, me gustaría poder anticipar sus movimientos pero no es así y me mantengo expectante ante lo que vaya a hacer.

-Sabes Gaia, no me gusta que mi sumisa ande con otros hombres. -¡Lo sabía! Va a vengarse. –Dime, ¿tienes algo con un hombre? –Niego y estira de mi pelo levemente haciendo que mire hacia arriba donde se supone que esta él. –Palabras preciosa, no he estudiado un curso de señales. –Muerdo mi labio antes de hablar. –No señor, no tengo ninguna relación, él es un amigo y precisamente no le gustan las mujeres. –Suelta mi pelo, y espero a que diga algo, me vuelve a besar, con lentitud, haciendo que me desespere. –Me gusta esa respuesta preciosa. –Se aleja de mí y siento el frío chocar con mi cuerpo, lo próximo que noto hace que un grito se escape de mi boca, algo se presiona con fuerza en mis pezones y creo saber que se trata de las pizas que me puso la primera vez.  –Puedes aguantarlo Gaia. –No hablo porque cada vez que respiro hace que se tense y duele, pero es un dolor que poco a poco se va apagando. –Esto va a ser más que ese día hermosa, ¿Estas lista? 

Mi mente tarda en darme una respuesta, siento algo recorrer mi espalda. –Sí señor, estoy lista para ser sometida. –Digo con voz decidida, soy inclinada hacia delante, mi cara se aplasta contra el suelo frío y mi culo se queda expuesto, y entonces el primer golpe llega, gimo y grito a la vez, su mano acaricia donde golpeo suavizando el ardor, me mantiene así sin saber cuándo va a llegar el próximo y cuando pienso que solo fue ese mi culo vuelve a arder, mi coño se humedece, mis pezones se endurecen y sé que esto va a acabar de una forma muy placentera.

______________________________________

Al final Nathan si que decidió vengarse!!!

No olviden votar y comentar, aquí concluye el maratón

Mi mundo de color negro (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora