43🔪

121 6 0
                                    

¿Qué decidí?

Nada...

La verdad sea dicha es que, por más que lo he considerado, también intentaba evitar el pensar en el tema, y ahora en la ducha, mientras el agua caliente me rodeaba el cuerpo y se llevaba parte de la tensión de mis músculos, hice todo lo posible por no traer el tema a mi cabeza. Entoné canciones, rememoré escenas de películas y hasta pensé en nuevas recetas, en combinaciones posibles en comidas para que quedara bien la comida, lo que sea, con tal de no permitir a mi cerebro, el irse en la dirección que no quería. 

No ha servido de nada, solo he retrasado lo inevitable, nada más, porque aunque no quisiera, las horas transcurrieron de todas formas, moviéndose a toda velocidad cuando me centraba en otra cosa, y ralentizándose cuando fijaba mis ojos en las manecillas del reloj en un ruego silencioso de que la noche jamás se alzara sobre el firmamento.

Obviamente, de nada servían mis ruegos, eran plegarias lanzadas al aire inútilmente, pues el sol bajó hasta desaparecer y la luna y las estrellas dijeron fuertemente "presente", mostrándome de forma deprimente, que poco me quedaba ya. 

Y es que, ¿cómo se puede tomar una decisión así en un solo día? ¿Cómo decides si convertirte en una asesina o no a costa de tu vida, de que tu alma sea prácticamente devorada por un maldito demonio monstruoso? No es algo que se pueda elegir como se escoge una prenda en lugar de otra, de usar o no una camisa u optar por una blusa... No se puede, no así, mas es lo que me tocó y heme aquí, luego de pasarme el día intencionalmente en cualquier otra cosa, llegando al momento donde ya no puedo escapar de esto, donde tengo finalmente que enfrentarlo. 

En éste momento, apesta el ser yo, en serio que sí. 

Intento contestar, en serio que sí, sin embargo, cuando abro la boca, nada sale de ahí, todo es silencio y mis cuerdas vocales anudada, impidiéndome responder, por lo que simplemente suspiro y niego con la cabeza, enfilando a mi maleta para buscar una muda de ropa para cubrirme. En éste mismo momento, me siento mucho más que expuesta y no sé por qué, ya que Andy me ha visto desnuda antes, no tengo nada que ocultar o que no haya visto, como para que me ponga pudorosa en éste momento, no obstante, así me siento. 

Aún con la toalla anudada sobre el pecho, me pongo las bragas y el bra, para luego dejarla caer y agarrar el vaquero obscuro que elegí, pero no llego a ponérmelo, pues el pelinegro me frena, tomándome de la mano y el mentón para que devuelva mi atención a él. Su mirada es tan intensa, tan azul y cargada de sentimiento, que me cuesta el poder mantenérsela. 

-Yes, por favor, sé que estás asustada, mas es necesario que hablemos antes de que llegue el momento. 

Lo sé, en serio que sí, la cosa es que no quiero, a pesar de saber que es necesario. De todas formas, no opongo resistencia cuando el jirafón tira de mí hacia la cama entretanto me ofrece una camiseta para que pueda ponérmela. Supongo que terminaré de vestirme luego. El ojiazul me sienta sobre la cama y se acomoda a mi lado, tomando mis manos entre las suyas, dándoles calor en caricias suaves. 

-Sé que tienes miedo, te lo dije, es normal, te lo aseguro, sin embargo, tienes que ser fuerte, es necesario. Te amo tal y como eres, no quiero que dejes nunca de ser quien eres, no obstante, si elijes unirte a nosotros, tendrás que endurecerte, aprender a dejar el temor a un lado y convertirte en alguien firme, decidida. No será todo el tiempo, solo cuando estés "trabajando", por llamarlo de algún modo, y frente a los demás asesinos. En soledad, podrás desahogarte siempre conmigo, no me iré de tu lado y mi hombro estará para ti para cuando necesites descargar todo lo que lleves dentro, nunca voy a juzgarte, pero tendrás que iniciar esta noche, porque si aceptas, Slender nos va a llevar directo al reino de Zalgo y tu nueva vida empezará en ese mismo momento, ¿entiendes? No intento meterte más presión o asustarte más, solo que seas consciente de lo que se nos viene encima. 

Melodía de Muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora