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Doy las últimas puntadas al traje y lo alzo para revisar qué tal quedó; no es por perder modestia, pero está increíble y es igual al modelo original. El esfuerzo valió la pena realmente. Va a sentirse un poco raro el usarlo y faltan detalles complementarios, mas nada que no se pueda solucionar. 

Con una sonrisa, dejo el traje sobre la mesa y reviso los accesorios que ya tenía listos, acomodándolo con lo recién terminado y viéndolo en completo, no puedo menos que ponerme ansiosa de mañana por la noche, ya falta menos. No puedo creer que vayamos a una fiesta de disfraces con temática rockera antigua, hace años que no voy a algo así. La última vez que me puse un disfraz, fue a los dieciocho. 

Todavía recuerdo cuando Any vino corriendo a avisarme de la fiesta...


Flashback:



-¡YES, YES, YES, YES!

Los gritos de Any me hacen sobresaltar y pincharme un dedo con la aguja que estaba usando para coser uno de los botones de mi blusa favorita que se me enganchó al lavarla. ¿Qué le pasa que está tan acelerada? Giro para observarla con curiosidad por su arrebato y la veo casi caer de boca al suelo, lo cual se evitó solo porque se agarró con fuerza del sillón de la habitación donde nos encontramos. 

Hemos estado en Nuevo Orleans, Louisiana, desde hace ya horas y tendremos concierto dentro de tres noches y dos más luego de eso, por lo que estar juntos con Andy ha sido algo disfrutable al máximo y tendremos un par de días más para poder seguir así. No ha habido incidentes desde esa fatídica noche y he intentado olvidar lo que pasó; el jirafón ha sido el mejor apoyo en eso, pues cada vez que nos deteníamos en algún lugar, salíamos a dar algún paseo juntos o a realizar alguna actividad y eso me distraía y me agotaba lo suficiente, como para caer rendida en la noche a la hora de dormir. 

En cuanto la alocada llega a mí y se sienta en la silla junto a la mía, respira agitada para intentar recuperar el aliento y yo no puedo menos que reírme; necesita hacer más ejercicio, y por mi carcajada, su ceño fruncido de mala lecho se dirige a mí. En cuanto puede hablar con normalidad...

-No te rías, maldita. 

-Lo siento, pero que eso fue muy gracioso. 

-Para ti, no para mí que casi termino necesitando una rinoplastía. 

-Exagerada; ya dime qué quieres.

-Me acabo de enterar de algo genial: cuando llegamos, estuve paseando por las calles y no adivinas lo que encontré.

-Ya dime, no tengo tiempo para adivinanzas.

-Qué amargada. Lo que encontré, fue un cartel de una fiesta de disfraces, con temática de rock del siglo veinte, en honor al concierto de los chicos. 

-¿Estás hablando en serio?

-Jamás creo haberlo hecho más en serio. Tenemos que ir.

-¿Cuándo es?

-La noche siguiente al último día de función de los chicos. Podrán descansar luego de la actuación y a la noche, nos divertiremos como locas rockeras. 

-¿Solas?

-Podríamos decirles a la banda, sin embargo, tenemos que pensar en disfraces para ellos que eviten que alguien los reconozca, o la noche de diversión se volverá un infierno de fans enloquecidos con ellos que, más que probable, nos obligará a tener que salir del lugar a toda prisa antes de que la multitud nos encierre. 

Melodía de Muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora