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Mis ojos se abren como platos de un momento a otro y me intento poner recta, pero en lugar de lo esperado, algo me envuelve y termino enredada y de cara en el piso de madera. Desesperara, lucho contra mis restricciones hasta que caigo en algo, ¿estoy sobre madera? Eso no es posible, se supone que estoy en el bosque, ¿de dónde demonios salió este piso de madera? ¿Me trasladaron a otro lugar? 

El miedo de que así sea me consume y lucho con mayor intensidad contra lo que sea que me retiene hasta que, finalmente, consigo librarme de ello y mirar mi entorno mientras jadeo para recuperar el aliento; lo que me encuentro me deja absolutamente desconcertada: estoy en mi cuarto. 

Así es, estoy en mi habitación del hotel, la madera que sentí es la del suelo que está en toda la habitación que comparto con los demás y, lo que me retenía, no es otra cosa que las sábanas de mi cama, de la cual me caí hace a penas un minuto. 

La verdad es que no entiendo nada de nada, ¿qué fue lo que pasó? ¿Todo fue un sueño? ¿Realmente nada de eso ocurrió? Ese bosque, ese circo, esos niños, esa sombra... ¿Nada fue real? ¿Todo fue un producto de mi imaginación? No puede ser, eso es imposible, yo lo sentí todo tan realista, tan tangible, todo parecía... Incluso hasta me lastimé cuando me caí, sentí el dolor y vi la sangre. 

Al pensar en eso, automáticamente alzo mis manos y las observo con detenimiento: me duelen un poco, mas no hay nada en ellas, están intactas. Deslizo los ojos a mis rodillas y están igual, con dolor, sin embargo, ni un rasguño arruina mi piel, solo el enrojecimiento propio de un golpe que, imagino, se debe a la caída de la cama, al igual que lo otro.  Pensativa, bajo las manos y repaso el cuarto con la mirada, intentando encontrar algo fuera de lo normal, no obstante, no hay nada, todo está tal cual lo dejé cuando me fui a dormir, o al menos lo intenté; hasta el libro que había tratado de leer para distraer mi cabeza, permanece en la misma posición sobre la mesa de luz. 

Aturdida, me dejo caer hacia atrás y quedo contemplado el techo, intentando comprender esta sensación que tengo de que algo no anda bien, aunque parece que no es así, que todo está como siempre. ¿Qué diablos me pasa? ¿Por qué estoy teniendo estos sueños tan perturbadores? ¿Estaré traumada y no lo sabré? ¿Por qué? ¿Necesitaré terapia? ¿Habrá algo que esté reprimiendo? No, no creo, de ser así, mi padre me hubiera proporcionado la ayuda que hubiera necesitado, tiene que ser algo más...

-¿Qué haces ahí tirada?

Alzo la vista y me encuentro con la expresión contrariada y de curiosidad de mi mejor amiga, la cual me observa como si me hubiera salido otra cabeza. 

-¿Me caí de la cama?

-¿Me lo estás diciendo o me lo estás preguntando?

-Creo que diciendo. 

Any pone los ojos en blanco y se me acerca con el brazo extendido, el cual agarro para ponerme de pie y ambas nos sentamos en la cama. Ella aún lleva su pijama y el cabello ligeramente revuelto, lo que me dice que recién se levanta, y me contempla en silencio a la espera de que hable. No tengo idea de qué decirle. Si le cuento mi sueño, ¿me creerá demente? Es como mi hermana, tiene que creerme, ¿no? 

-Estoy esperando a que me digas por qué tuviste una incursión al suelo.

-¿Porque se sentía solito y me pidió un abrazo?

-¿En serio, Yes?

-Ok, ok, te cuento.

-Por favor.

-Anoche soñé algo muy extraño.

-Eso no es nada fuera de lo común, tus sueños suelen ser bastante ridículos.

Melodía de Muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora