27🔪

243 10 1
                                    

Pov Yesha:



Han pasado tres días desde esa noche, desde la noche de mi pesadilla realista, esa donde creí que moriría a manos de un loco de boca cortada y un payaso emo y aterrador, desde que empecé a preguntarme si lo que yo creía mi imaginación, en realidad se trataba de otra cosa. Eran demasiadas coincidencias, demasiadas cosas raras que no tenían explicación, sabía que había algo que me estaba perdiendo y necesitaba saber qué era desesperadamente. 

Actualmente hemos vuelto al camino, a dormir en el bus mientras esperamos llegar a nuestro destino para la siguiente presentación y la sensación de que algo se avecina no ha desaparecido en ningún momento desde esa noche. Lo espero, estoy al acecho, alerta, con cada nervio en tensión. No sabría decir qué se supone que pasará, solo que algo va a ocurrir; es como una sensación, algo inexplicable que me mantiene alerta, una voz en mi cabeza que me dice que esté atenta a cualquier cosa, que no falta mucho y que, lo que pase, no va a ser bueno en absoluto. Desde esa noche, no han habido noticias de ningún asesinato, ningún tipo de reportaje de nuevos ataque del asesino de la sonrisa y eso me pone aún peor, me deja con los nervios como escarpias por el miedo de lo que puede llegar a significar; puede que exagere y no sea nada, no obstante, ya no sé qué creer.

Intento relajarme, despejar mi mente, que no se note que algo me pasa para que nadie me pregunte, para que nadie indague en mi estado actual; solo Any es consciente de esto, porque ella es la que me está ayudando a averiguar más sobre el tema de los monstruos que me acechan, mas empiezo a sospechar que Andy está dándose cuenta de que algo malo pasa conmigo. No me ha dicho nada, no aún, quizás se está conteniendo, cree que es su imaginación o espera a que yo sea quien se lo diga, sea como sea, tampoco a preguntado ni cambiado su actitud conmigo y eso, francamente, lo agradezco. Necesito algo de normalidad en mi vida, aunque sea un poco, que calme toda esta locura que se anida en mi cabeza cada vez peor. 

En este momento, es de noche y estamos en un estacionamiento de esos para pasar la noche, donde los campers y micros como el nuestro pueden estacionar para no conducir en horas nocturnas, y hace más o menos una hora que todos se han ido a dormir. La cena pasó entre risas y chistes, estuvimos en un restaurante de carretera y comimos parrillada, papas fritas y postre en tanto contábamos anécdotas y nos reíamos a carcajadas. 

El ambiente tan tranquilo y relajado, ayudó a relajar mi propia persona, sin embargo, eso no quiere decir que, ahora que estoy nuevamente sola con mis pensamientos, no esté nuevamente maquinando en mi cabeza todo lo que no me ha dejado en paz desde hace tres noches. Es realmente frustrante el no poder apagar mi cerebro, ojalá tuviera un interruptor de ON/OFF, me haría la vida mucho más sencilla y, por supuesto, mis sueños más tranquilos y reparadores, cosa que ahora no son en lo absoluto. El maquillaje no me va a ayudar por mucho tiempo si sigo durmiendo tan poco, no es que sea milagroso en tapar ojeras de mapache. 

Doy nuevamente otra vuelta en el colchón, intentando simplemente concentrarme en mi respiración y en los tenues sonidos del bosque, no obstante, algo llama mi atención. Si no hubiera intentado escuchar a la naturaleza simplemente, creo que jamás habría notado el ruido de pasos alrededor del bus que percibí, aunque a penas si se escucharon. 

Lentamente y en absoluto mutismo para no molestar a nadie, me pongo en pie y me acerco a al ventana que tengo más a mano, haciendo a un lado una esquina de la cortina para poder espiar al exterior. Hasta que mis ojos se adaptan, me cuesta un poco enfocar, pero me esfuerzo y repaso el lugar a conciencia buscando algo inusual, lo cual no encuentro en una primera pasada. Casi suelto un bufido de molestia al creer que he escuchado mal, hasta que en una segunda repasada, lo veo: justo en el linde de los árboles que cubren dos lados del estacionamiento, entre las sombras, una figura alta y obscura está parada de forma en que sus rasgos no son perceptibles. 

Melodía de Muerte...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora