Parte 5
La fiesta de cumpleaños de Arnus, a diferencia de las fiestas usuales de la monarquía en la mayoría de naciones, es un festival masivo ubicado en los alrededores del castillo de Waltegya.
Un gran número de vendedores y compañías de entretenimiento se instalan en las cercanías de los muros del gran edificio, dando la bienvenida a sus futuros clientes, comercializando bajo la alegre melodía de la música.
A pesar de ser un festival, la fiesta se lleva a cabo de manera tranquila; no hay grandes bailes ni demasiado bullicio. Este evento está para celebrar el cumpleaños número 253 del rey, por lo que todos los presentes disfrutan con moderación para respetarlo.
Todos los habitantes de Urak son bienvenidos a la fiesta y no hay castigo para quienes no asistan a ella, incluso si son personas importantes. Makta se queda sorprendida por la flexibilidad de la realeza en estos caso. Incluso ella, siendo una princesa de un reino enemigo, está invitada a esta celebración.
—Pensé que celebrarían dentro del castillo, no fuera de él... —murmura, nerviosa por el enorme público presente.
Actualmente ella tiene una vestimenta que no suele usar, por lo que se encuentra preocupada de llamar la atención de manera negativa. Su coraza rodea su cuerpo, formando la imagen de un vestido de falda corta, además de una horquilla sobre su cabello azul, mostrándola más femenina e inocente de lo que suele ser. Ella sabe que sus gustos son un tanto más cercanos a los intereses de los hombres, pero como es una princesa, la quinta de su reino, no ha sido reprochada por sirvientes o superiores. En cierto modo, esta indiferencia sobre sus gustos ha tenido el efecto contrario al esperado y, en su mente, esta Drogural siempre ha pensado que se han rendido con ella, haciéndola más consciente de su diferencia con sus hermanas.
A pesar de las miradas curiosas y a veces hostiles por parte de los Shezenvalery en el lugar, ninguno de ellos ha buscado burlarse de ella. Es más, simplemente evitan hablarle mucho.
«Me siento sola.»
En el preciso instante en que la princesa de Spika piensa aquello, un grupo de niños pasa corriendo a su lado, empujándola y haciéndole perder el equilibrio.
La horquilla sobre su cabeza cae al suelo, ensuciándose con la tierra y el polvo.
Nadie presta atención a esta chica agachada para recoger su accesorio. Sola en un reino enemigo, finalmente la nostalgia por su hogar comienza a inundar los pensamientos de Makta. No importa cuánto se esfuerce, no está avanzando en sus intentos para seducir al rey; de hecho, hasta hace muy pocos días se ha dado cuenta de que sus métodos eran incorrectos. Perdió una increíble cantidad de tiempo para lograr absolutamente nada. Y los resultados de su nula eficiencia se ven reflejados en el ambiente a su alrededor. No hay nadie a su lado actualmente. Los soldados contra quienes luchó y pensó que podían ser sus amigos no están allí. Narea, quien se supone la está ayudando a emparejarse con el monarca, tampoco se encuentra allí. ¿Alguna vez estas personas la vieron como alguien más que una princesa agradable?
Este en realidad es un problema cultural, donde las costumbres de Spika y Urak no son completamente compatibles. En la mente de Makta, hacer amigos es algo rápido y fácil; no lo piensa por ser la princesa, sino porque en su nación así se dan las cosas. Las amistades se forman en cortos periodos de tiempo, siendo lazos fuertes de confianza entre personas. Es muy raro ver a una persona solitaria en Spika. En cambio, en Urak, la amistad es un tanto más compleja de reconocerse. Siendo una sociedad meritocrática, los Shezenvalery han adoptado una costumbre individualista, donde solo se ayudan cuando ambas partes reciben un beneficio y las amistades se forjan luego de años o incluso décadas de relaciones. Para un habitante común de Exhekar, esto puede sonar como una exageración, pero los mal llamados demonios viven cerca de 300 años, lo que les da la posibilidad de ser pacientes. Son casos excepcionales los que logran un lazo tan fuerte en cuestión de meses.
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Exhekar Tales V: De Dragones & Rebeliones
FantasyLa guerra en el continente de Erijofen se ha estancado. Ninguno de los bandos tenía la fuerza suficiente como para continuar la batalla y había interesados peligrosos observándoles a la distancia. Momentos de paz habían comenzado, aunque muy tensos...