Capítulo III: [Para romper la cadena de odio] (5)

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Parte 5


—Entonces eso es lo que sucedió.

Sentado frente a un escritorio se encuentra el monarca del reino de los demonios, Arnus Rabbok, quien escucha el reporte de su mano derecha.

Narea le ha presentado un informe con todos los detalles obtenidos por ella a través de sus observaciones durante el viaje hacia el fuerte Petajak. Le habló sobre el camino, sobre la batalla contra el Chaaraka, el incidente con Kalga y el lazo que se está formando entre la princesa Drogural y los candidatos al trono.

—Actualmente, Makta Der Drogen ha entablado buenas relaciones con Zeila y con Ubi —comenta la Shezenvalery, mostrándose bastante feliz—. Bermel parece interesado en su forma de ser y llamó la atención de Rugen tras haber conversado por un largo período de tiempo con la nieta del general Untar. Notrisha no ha dicho nada al respecto y Draver y Trad son cautelosos a la hora de interactuar con ella. Trad finge mejor el no sospechar de la princesa que Draver.

—Entonces, el único que ha tenido problemas con esta chica es Kalga. —Arnus suspira, algo preocupado—. Si tan solo su odio no fuese tan intenso...

—¿Deberíamos tomar acciones?

—Me encantaría, pero está algo viejo como para cambiar su mentalidad ya. Ese chico siempre fue muy llevado a sus propias ideas y nunca he podido cambiar su forma de pensar a una más pacífica. A pesar de ser hermanos, Megala ha cambiado para mejor.

—Bueno, eso es porque Megala estaba interesada en usted, su majestad.

Arnus vuelve a suspirar. El ser atractivo para una persona es una variable demasiado inestable, no puede usar aquello para adoctrinar a los demás; sin mencionar que aquella acción conlleva sus propios riesgos.

—No era mi intención que ella estuviese interesada en mí. Cuando decidiste convertirte en mi mano derecha pensé que no necesitaría de una pareja y evité todo tipo de relación con cualquier pretendiente.

—¿Ahora es mi culpa?

—Sí, te culpo de todo. Ah, ser rey es tan difícil...

Un breve silencio se presenta entre los dos y luego ambos ríen a carcajadas. La amistad que tienen jamás se convertirá en amor y así están bien, pues su camaradería y la confianza que tienen entre sí es una relación mucho más profunda para ellos.

—El problema es qué hacer con Kalga. He oído que hay unas cuantas personas que siguen sus ideas y han estado dando ciertos problemas.

El rey recuerda unos cuantos incidentes en un fuerte al sur del reino. En él vive un grupo de Kaevalery que se ha asentado en Urak, amigables con su especie. Antes formaron parte del imperio, pero no estuvieron de acuerdo con su forma de hacer las cosas y desertaron, ayudando a los Shezenvalery a recuperar su territorio. Arnus les debe mucho, pero parte de su pueblo se encuentra reacio a aceptarlos. Viviendo tantos años de una forma aislada, siendo odiados por otros pueblos, los demonios han encontrado paz creando comunidades exclusivamente de ellos. Sin embargo, después de la invasión de la alianza enemiga, ha habido muchas otras especies que se han unido al reino y aquello no es grato para los más conservadores.

Para bien o para mal, Kalga es una de las figuras más influyentes en este grupo radical y su forma hostil de tratar a los no-Shezenvalery ha causado problemas con los otros habitantes del reino.

—Pero, bueno, al menos están progresando las cosas por nuestro lado —comenta Narea, con una sonrisa confiada.

—Sí. Cada persona que logremos convencer de que no ganaremos nada con tomar una venganza sangrienta contra nuestros enemigos, es un eslabón menos en la cadena de odio que nos impide progresar.

Exhekar Tales V: De Dragones & RebelionesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora