capítulo 4

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— Me quiero morir, ¿tú no? — recién termino mi baño. Necesitaba sacar la sensación de vómito de mi cuerpo.

— ¿Yo? O sea, y ¿dejar que la reina Isabel me gane? Ay no, no le voy a dar el gusto. — alguien me explique por qué no me tocó una prima normal.

— ¡¡¡Irinaaaaaa!!! Estoy hablando en serio. — seco mi cabello con una toalla.

— ¡Ah! porque ¿yo no? — está lanzada en mi cama.

— Ese chico me vio desnuda. — y mis marcas. 《Pienso》

— Lastima que tú no lo viste desnudo a él — mis ojos se disparan — Necesitas una buena noche de pasión. Y te aseguro que Dante no es del tipo tímido o reprimido en la cama. — la miro con la boca abierta.

— ¿Estás hablando en serio? — no niego que la idea pasa por mi cabeza. ¿Que estás haciendo Ana?

— ¡Por Dios Ana! Con el cuerpo y el tamaño que tiene ese hombre, por lo menos unos veinti....

— Ay ya basta. No seas guarra. — está mal de la cabeza. Se ríe.

— te sonrojaste — se burla.

— ¡ay no es cierto! — intento reprimir la risa pero no puedo. — pero hablando en serio — ahora estoy seria. — si te soy sincera... ese chico me intimida, pero...

— ¿Pero? — me mira inquisitiva.

— No me asusta como los demás chicos. — me observa detenidamente. — No sé explicarlo, lo veo y... me pongo nerviosa y tal, pero no por miedo, sino, por otro motivo.

— ¿Cuál? — se sienta en la cama, parece interesada.

— No lo sé. Será porque como sé que es policía siento seguridad. — debe ser eso.

— Puede ser, pero.. hablando de policías, ¡Dios!, Flavio es un sueño. — no puedo evitar poner los ojos en blanco. Un cambio brusco de tema pero agradezco. — Ese chico me encanta — dice soñadoramente.

Pasamos la tarde hablando en mi habitación. Irina soñando despierta con el agente del pelo rizo y yo, sin parar de pensar en él, en ese agente que en solo dos ocasiones ha visto más de mi de lo que soy capaz de mostrar, lo que tanto oculto.

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El fin de semana termina y nuevamente comienza el lunes, odio tanto los lunes. Nunca he sido una chica estudiosa o que ame asistir al colegio, ahora que estoy en la universidad nada ha cambiado. Clases, clases y más clases. A penas y tuvimos tiempo de almorzar, los parciales se acercan y hay muchos materiales que nos falta para estudiar.

— Esta noche iremos a la biblioteca a buscar todos los materiales. — vamos caminando modo zombie por los pasillos — Quedé con Stiven y Lauren para que vayan con nosotras. — me dice Irina.

— ¿Quién es Stiven? — no me gusta tener a chicos desconocidos cerca.

— Es un compañero de curso. Si estuvieras más pendiente a tu alrededor supieras que a parte de mi hay más personas en el salón. — nos sentamos en una banca en el camping.

— Está bien — le digo. Confío en que ella estará ahí. — ¿Por qué nos detenemos aquí? — pregunto, o sea, lo que más quiero es llegar a casa.

— Flavio me dijo que se pasaría y pues, voy a esperar y tú esperarás conmigo porque el auto es mío y ni modo que te vayas en el bus para la casa. — la miro feo.

— No puedo creer que me estés sacando en cara que el auto es tuyo. — finjo indignación.

— No es eso Ana, es solo que... ¡ay! Ahí está. — se pone de pie de un salto cuando la patrulla se acerca al estacionamiento.

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora