Capítulo 26

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Pov Anastasia.

Aún no puedo creer que haya llegado el momento de partida de mis amigas. Estos pocos días en los que las tuve cerca, como antes, me hicieron apegarme aún más a ellas, enserio las extrañaba demasiado. Cada una en su forma natural de ser son únicas y especiales. Araceli así de atolondrada, sin filtros al hablar, me encanta el modo en el que tiene que pensar mucho en las cosas para convencerse de haber entendido bien, el modo en el que siempre analiza las posibles consecuencias de cada acto, creando hipótesis en su cabeza y queriendo recrear cada una de ellas para vivir "experiencias de un mismo contexto", o al menos así dice ella. Emy, es la típica chica centrada en lo que quiere, su vida está planeada desde los 8 años, tenía desde aquel entonces sus metas y sueños trazados. A la vez es divertida, inteligente, es ese perfecto equilibrio entre el bien y el mal pero con un grado de sensatez y madurez que la hacen admirable, así es mi amiga Emy. Y bueno, Estefany, mi Estefa. Desde pequeñas la llamo como "mi niña favorita". Es tan sensible pero fuerte a la vez que no salgo de mi asombro. Su ingenuidad llega a ser tierna, pero, su forma inteligente de comprender la vida a pesar de ignorar los problemas o enigmas de esta, es un don que posee, ¿saben por qué? Porque sabe ser feliz sin importar nada, solo siendo ella.

— Ana, ya basta. No llores más — la enojada pero tranquila voz de Emy me hace suspirar e intentar calmarme.

— ¿Por qué tan pronto? — digo con pucheros.

— Tenemos que volver a nuestras universidades Ana. Además, ya podemos irnos más tranquilas — me comenta Estefa — Sabemso que estas bien y encima, tienes a un agente muy guapo que cuidará de ti incluso mejor que todas nosotras juntas. — ríen.

《Dante》

Dios, es increíble como no dejo de pensar en él.

— Bien, será mejor que nos apresuremos, ya casi debemos abordar.— nos dice Araceli mientras chatea en su celular.

— Las voy a extrañar con la vida. — ando modo sensible, lo siento.

— Ay mi Aihnoa, nosotras a ti también.

La mención de mi nombre real siempre me sobresalta. Miro al rededor, buscando un indicio de que alguien pudo escuchar, de algún neoyorkino intruso perdido por las calles de Houston, o peor aún, ese neoyorkino que luchó con todas mis fuerzas para evitar que me encuentre.

— Por favor Araceli, soy Anastasia — susurro.

— Perdoname — la culpa en sus ojos me hace relajarme y tranquilizarla.

— Se que es difícil, me pasa igual. — río para restarle importancia.

Anuncian su vuelo. Mis ojos se cristalizan nuevamente. Luego de abrazos y más llantos, las veo marcharse. Me despido con mi mano a sus espaldas. Las voy a extrañar. Tenerlas cerca fue un pequeño modo de volver a sentirme la vieja yo. Recordé mi vida, esa vida donde ellas tres eran protagonistas junto a mis padres y mi mocoso, Dios, cuanto extraño a mi Ángel.

Ver a mis amigas alejarse de mi, me deja una sensación de vacío y adiós que es difícil de procesar.
Camino a casa con mi prima vamos hablando de cualquier cosa, riendo, bailando al ritmo de ninguna canción en especial que sonaba en aleatorio en una estación de radio.

— Oye — Irina llama mi atención. — ¿Quieres ir hoy donde los chicos?

— Eh, no, no estoy de ánimos. Además, me llegó Andrés esta mañana.

— Uuff, que mal — hace una mueca.

— Si, odio a Andrés — resoplo.

— Odiamos. Aunque este mes estuve muy feliz de su visita. Prefiero al viejo Andrés que verme escogiendo un nombre para dentro de nueve meses. — estruja su rostro con horror.

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora