La nueva Anastasia Collins.

Capítulo 37

Pequeña advertencia, este capítulo está un poco subido de tono, no mucho, lo juro, pero, Dante se pudo picante 😩, ¿qué puedo hacer?

Pov Anastasia.

<Yo soy ella>

Justo eso dice en la polera que me entregó hace un par de minutos Dante. Ok, no entiendo. A ver, me explico. Hace aproximadamente 15 minutos llegué al departamento de los chicos que dígase de paso y, solo estaba Dante esperándome, eran cerca de las 3:12 pm, o sea, no estaba trabajando y eso me alegra, me gusta que se relaje. Luego de besos y caricias me guía hacia la habitación donde me esperaban dos sorpresas:

● Sorpresa #1: la dichosa polera blanca con un corazón rojo bajo la frase "yo soy ella". (Aún intento descifrar a qué se refiere)

● Sorpresa #2: no tengo la menor idea, aún no me dice.

— Ponte la polera. — me pide.

Saco mi suéter y quedo en mi brasier completamente de encaje negro de Victoria Secret, un regalo de Araceli. Los ojos de Dante me inspeccionan y sus pupilas se dilatan. No sé de dónde ni cómo pero, me siento empoderada y deseable, decido provocar un rato.

— Y ¿se supone que esto debo usarlo con o sin el sujetador? — le pregunto mientras juego con una de las tiras delanteras del brasier. Su nuez de Adán se mueve brusca y suavemente a la vez.

— C-como quieras — quiero tanto reír, enserio, es tan divertido ver a Dante nervioso.

— Bueno, te contaré un secreto qe guardamos las chicas — asiente — ¿sabes qué es lo que más odiamos luego del período?

— N-no sé. — pasa su mano por su cabello cuando nota el lugar hacia donde se mueven mis manos, justo hacia el broche delantero del brasier.

— Lo sujetadores.

Se abre, y no solo la prenda, sus ojos también. No termino de sacar el sujetador por completo, solo muetro un poco de escote. Mira fijamente hacia el lunar de mi pecho izquierdo y moja su labio inferior con su lengua. Mi vista desciende y mis mejillas se sonroja al notar como su amigo (el de abajo) se despierta poco a poco.

— Pero bueno, es una condición con la que vamos a morir — y así rompo la tención volviendo a cerrar el sujetador. — Ni modo andar por la vida con la bubis al aire ¿no crees?

Su mirada está en cualquier parte menos en mi, habla algo que no logro escuchar hasta que nuestros ojos conectan y lo que planeaba decir queda en mi garganta. Se apodera de mis labios y su agarre es tan posesivo que parece un animal hambriento que ataca a su presa. Un chillido se escapa de mi mientras de una caemos en la cama. ¿Qué hiciste niña? Creo que acabo de despertar una bestia, joder, ayuda. Intento seguir el desenfrenado ritmo del beso. Sus manos se enredan en mi cabello tirando de ellos para liberar mi cuello para él, lo besa, lo lame y, ¡Santa Ramona! Dante está fuera de control.
No niego que me asusta un poco el modo en el que me está tocando y besando, pero obviamente sé que se trata de Dante, mi chico, jamás me haría daño. Sus manos vagan por mis cuerpo, me estremezco ante su toque, cuando sus dedos llegan al broche me mi brasier, deja de besarme y solo le mira directamente a los ojos mientras lo desata. Muerde su labio mientras retira la prenda de mi cuerpo.

— No debiste provocarme Anastasia — su voz es tan ronca que mi piel se pone chinita. — No debiste jugar así.

Se apodera de mi pecho izquierdo con su boca. Mi espalda se arquea involuntariamente y pequeños y entrecortados gemidos se escapan de mi. Me aferro a su cabello que está más largo que anteriormente mientras él se burla de mi cuerpo torturando a mis pechos.