Pov Dante.
Murió, Hugo Cass murió.
No me bastó lanzar la silla contra la puerta y hacerla añicos, mi escritorio es un caos, mi oficina está hecha una mierda, yo estoy peor. Rompí mi camisa, mis puños sangran de tanto golpear la pared. Mis ojos inyectados en sangre por la rabia, gotas de sudo caen por mi frente de tanto pelear conmigo mismo y todo a mi alrededor.
Ese chico de 18 años era mi responsabilidad. Mi trabajo no solo es atrapar a los malos y hacer justicia, mi trabajo es salvar a los bueno, cuidar a los inocentes, eso, es a lo que llamo justicia.
Mi palabra no vale, le juré protección y ahí está, su delgado cuerpo con más de 9 puñaladas.
Su casa fue destruida, gracias a Dios ya a su madre y hermana las teníamos en un hostal que presta servicios al FBI para el plan de testigos protegidos.
Me levanto del suelo donde llevo sentado cerca de una hora. Camino hacia la máquina de agua que por increíble que parezca lancé al suelo y no se dañó. La coloco en su lugar y me sirvo un vaso de agua, mi garganta se queja cuando el líquido baja por ella, después de tantos gritos de frustración en la morgue era necesario darle un descanso, pero no me fue suficiente. Mi personal de trabajo está atemorizado y nadie se ha atrevido a entrar a mi oficina desde hace más de 2 horas que estoy acá, un silencio molesto se siente del otro lado de las puertas dobles que me separa de mis trabajadores.
—¿Señor? — alzo la vista, es Óscar.
—Adelante — digo bajo y con la voz demasiado grave. No es porque quiera sino porque salió así.
—Aquí están los resultados de los exámenes realizados a la víctima — me extiende los papeles y los lanzo al suelo de un manotazo.
—¿Qué más da? Ya está muerto — no lo veo a la cara.
—Dante no...
—¡SEÑOR! — sentencio.
Óscar me ve con los ojos abiertos como platos mientras lo enfrento y lo miro a sus ojos con la expresión más gélida que puedo dar.
—Dejen de tratarme como al amigo del colegio. ¡¡AQUÍ SOY SU JEFE, YA BASTA DE SER DANTE EL AMIGO!! — me sobresalto.
Él murmura algo por lo bajo y se que está molesto por mi actitud pero me vale. Me acerco peligrosamente a él.
—¿Qué andas diciendo? — lo agarro del cuello de su bata blanca, no agacha la mirada, al contrario.
—¡¡QUÉ ERES UN IMBECIL!!
Y ya está, lo golpeo en el rostro. Mi mano duele por el impacto con su mandíbula. Él cae al suelo y hace una mueca de dolor pero no me importa.
Estoy demasiado molesto. Mi intención es sacar la rabia que me queda y lamentablemente Óscar está aquí justo ahora.
Me acerco a él para seguir con mi batalla, tanto la interna como la externa la necesito sacar de una vez. Pero las puertas se abren y emergen Mateo y Flavio.
—¿¡Estás loco!? — Flavio me empuja y caigo sobre mi trasero en el suelo.
Puedo ver a Mateo ayudando a Óscar.
— Somos tus amigos Dante. Deja de ser el frustrado de mierda que siempre quieres mostrar. Ya está, el chico murió porque le tocaba morir, la vida es así y no se puede hacer nada. Deja de culparte y comportarte como un idiota
Me molesta que me hable así, me molesta que tenga la razón. Óscar se acerca a mi. Lo miro a los ojos y al ver la sangre caer de su labio mi expresión se suaviza.
ESTÁS LEYENDO
La nueva Anastasia Collins.
RomanceYo solo quería ser una chica normal, vivir una vida normal, tener un novio normal... ahí estaba el problema, no en ser chica, o en mi vida, el problema era él, mi novio. Anastasia Collins, de hoy en adelante esta seré yo, o ella será yo, ay, no sé...