Capítulo 38

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Pov Dante

La cara de Anastasia cuando le muestro los boletos de avión hacia Cancún es justo la imagen que quisiera tatuarme. Inmortalizar este momento sería algo hermoso. Sé que le gusta México, es su país favorito, aunque sé que también su sueño es conocer Tokio, pero ahora no podríamos viajar a otro continente, sólo tenemos un día y lo pienso disfrutar al máximo.
Veo su silueta de espaldas mientras mira al horizonte por el enorme ventanal del balcón que nos separa de la playa. Siento las olas romper y como la suave brisa de influencia  caribeña despeina su cabello. Me acerco lemtamente, mi visión y mente conectadas por un eje central que los dirige y fascina, y esa es ella, mi novia.
La abrazo por detrás y su cuerpo se relaja enseguida al tacto. Aspiro su aroma, mi pecho se hincha cuando su olor fluye por el interior de mi cuerpo. Su piel es tan suave que nunca me canso de tocarla y acariciarla. Su cabello golpea mi rostro. Voltea a verme y, sus ojos están tan llenos de emoción que el ritmo cardíaco de mi corazón aumenta por cada segundo que pasa.

《Te amo tanto pequeña》

Lo pienso, siempre lo pienso y nunca lo digo. Me enojo internamente conmigo mismo, soy un cobarde. Juego con su cabello, doy un pico en sus labios, intento ser tierno cuando lo que más quiero es poseer su cuerpo, luego de tantas provocaciones esta mañana y no poder hacerla mía, un deseo que quema corre por mis venas. Quería esperar a este momento, a llegar aquí y que viera mis sentimientos y entendiera que ella es especial. Sus ojos se mantiene aún cerrados y yo solo puedo observarla, anonadado con tanta belleza. Si soy sincero nunca imaginé que Anastasia se pudiera fijar en mi. Desde ese momento en que la vi por primera vez supe que tenía que ser cauteloso con esta chica, porque mi corazón se emocionó y se agitó, y hacía años que eso no ocurría. Apenas y escuché su voz, una sonrisa interna se dibujaba en mi, me hice adicto a su presencia, a su tímida mirada, a su dulce esencia. Miraba sus labios moverse mientras me hablaba y sólo pensaba en cómo sería besarlo, tortuosamente lento, deleitarme con el sabor de su boca.

— Te amo.

Dice sin previo aviso, provocando sensaciones desconocidas en mi. Ella me ama, a pesar de mi carácter, de mi forma cerrada de ser, de no ser un hombre de expresar libremente sus sentimientos, a pesar de todo eso, ella admite que me ama, sin temor. Sonrío y la acerco más a mi. Acaricio sus mejillas, sonrojadas y ligeramente calientes. Está llorando, y siento que yo también puedo llorar. Mis ojos pican, intento retener las lágrimas, espero que mi yo interior que muere por gritarle que la ama más que a nada en esta vida, no me traicione y me delate.

— No te merezco.

Le digo antes de sellar nuestros labios y besarla como tantas beses imaginé, como tantas veces ya lo he echo. Mis mejillas se van empapado por sus lágrimas, pero, también las mías están presentes. Acabo de rendirme definitivamente ante esta mujer, la realidad me golpea y puedo decir que quiero a esta chica a mi lado, para siempre, no imagino un despertar sin saber que es mía, un día sin su hermosa sonrisa, una noche sin su sensual cuerpo bajo el mío. La llevo entre mis brazos hasta la cama, sonríe mirando mi polera mientras comienzo a sacarla de apoco de mi. Si, estoy loco por ella, muero loco por ti Anastasia, Aihnoa, me de igual como te llamas, ante mis ojos eres la misma persona, esa que tanto adoro.

— Quiero hacerte el amor todos los días de mi vida Anastasia. — le digo mientras expongo su cuerpo ante mi. Amo contemplarla desnuda, sin muros que lo cubran de mis ojos. — Voy a demostrarte los lindos colores que puedo dibujar en tu alma pequeña.

Es una promesa echa y jamás desecha. Siempre viviré para hacer feliz a esta chica, para cuidarla y ser su soporte. Su escudo.
Entre suaves gemidos y caricias le hice el amor como nunca lo había echo. Me sentía tan especial al tener el privilegio de ser dueño del amor de esta chica, que cada vez que las palabras 《Te Amo》 abandonan sus labios, me esforzaba por hacer de este momento inolvidable. Ignoro la necesidad de mi cuerpo de aumentar el compás, de desenfrenar mis movimientos y sólo me centré en sus gestos y sus labios sonrientes mientras le daba amor, mucho amor.

La nueva Anastasia Collins.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora